POR: JOSÉ MUÑOZ COTA
(In Memoriam)
Este mar niño ha crecido tanto, tanto,
las piernas y los brazos tan sin medida,
que no sabe qué hacer
ni dónde colocar su cuerpo de gigante.
Dulce y sentimental,
modela con sus manos sus gaviotas
como barquitos de papel
que pone a navegar en el espacio.
Otras veces el mar, enfurecido,
colérico, imponente, arrebatado,
se hiere, se golpea y en olas se desangra.
En el fondo el mar,
en su conciencia triste,
atesora juguetes carcomidos,
el en pena de los barcos rotos.
Tal vez alguna noche oscura
los lleve hasta la playa
y nostálgicamente el mar ya viejo,
juegue con ellos.