SINFONÍA DESNUDA

 

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

 

Aquí estoy. Pero no soy el hombre que encaneció

mirándose al espejo, sino aquel niño que lloraba

cuando sus manos destruyeron su primer juguete.

 

Aquí estoy y respiro; pero no soy el hombre tonto

que ignoró los paisajes y puso distinto nombre

a lo que todos han llamado luna.

Soy el niño travieso que buscó en las alforzas

de la sombra las letras de la luz.

 

Aquí está el joven, buscando y rebuscando

con sus manos románticas, una iglesia o el hilo de un cometa.

Todo para ascender y ver de cerca esa dulce ternura

que buscaba la abuela los domingos, que me legó en herencia,

pero que no recuerdo cómo era.

 

En el ir y venir con las manos vacías, con los pies en el aire,

con la cabeza hueca y siguiéndome el eco inventado de una palabra.

 

Abandoné a los pájaros que fueron mis amigos

y no pagué el retrato que las aguas fotógrafas hicieron de mis ojos.

 

Del aula me escapé a hurtadillas, fue cuando la campana

de la aurora huyó con un lucero.

 

Robé un trozo de cielo. Fue un préstamo, no más,

y me fui de grumete en una nube.

El alma confundida pensó que era una ola

y yo el recio pirata amigo de Simbad.

 

Navegué por los mares y recorrí las islas en tu busca,

isla que tienes forma de ancla.