RUMBO A MC ALLEN

*Viajar es como flirtear con la vida. Camelot.
 
 
RUMBO A MC ALLEN
 
 
Jacobo Zabludovsky, gran viajero informativo, decía que sólo tomaba su cepillo de dientes y se embarcaba. Termina el año y medio del cierre de la frontera entre México y Estados Unidos. El comandante Biden pidió abrir las puertas, y allí me tenéis en un día de miércoles partiendo rumbo a Reynosa desde el aeropuerto Heriberto Jara de Veracruz. Hay buen tiempo, en la mañana orizabeña que partí a tomar la mugre y retardada y cara autopista de Capufe, previendo los incidentes de demora, pues uno debe irse como si se fuera a viajar tres horas, cuando el tiempo debe ser de hora y media, máximo, pero no se puede, estos inútiles de la cuatroté no quieren poner más gente a cobrar en las casetas y ni modo, la bebes o la derramas, la bebemos. Viva Aerobús tiene un vuelo tempranero, salida a las 8:40 en un vuelo de aproximadamente una hora y veinte minutos, buenos aviones estos Airbus, El aeropuerto jarocho tiene movilidad, salen vuelos de Aeroméxico y Viva y Volaris, rumbo a diversos sitios del país, entre ellos Ciudad de México. No tardan y tendrán que volar al totolotero aeropuerto Felipe Ángeles, y van a ver lo que es sufrir de a deveras. Ahora los protocolos sanitarios lo son todo. Hay que mostrar a la salida los papeles y te los sellan, Antes de trepar, un café y una bomba con mantequilla en el restaurante del aeropuerto, El lecherito, luego a pasar la fila de la aduana, revisión rutinaria, lo de siempre, el cubrebocas obligatorio, al subir y todo el vuelo. Va el cupo a un 75 por ciento, después de 18 o 19 meses que negaron la entrada a los mexicanos por tierra, por fin abrieron frontera. Despegamos y llegamos en menos que canta un gallo. Buen vuelo, un poco de movimiento al llegar, pero nada del otro mundo. El piloto baja las ruedas y aterrizamos. Después de un calor fresco en el puerto, en Reynosa ahora no suenan los cañonazos, la maluria combate en mi Matamoros querido, diría Rigo Tovar. Silvia nos espera, la chófer amiga que cubre el viaje en su taxi texano. Hace año y medio no la veíamos, bueno en marzo que vine de pisa y corre un día y una noche. La pandemia la amoló. No había trabajo y tuvo que habilitar su taxi para transportar enfermos de Covid, de uno a otro lado, desde Mc Allen a Houston y dónde le ordenaran, se pasó la crisis de la pandemia así porque no había trabajo. No se contagió. Tuvo suerte.
 
 
EL VUELO TRANQUILO
 
 
Vuelo tranquilo, poca turbulencia, son los meses buenos para volar, dicen los que vuelan mucho. Yo Mero tenia buen rato que no me trepaba a un monstruo de estos. Extrañamos en los hangares jarochos la línea aérea de nuestro exgobernador, Interjet, que un día de repente se convirtieron en la mejor línea nacional, que suplía a Mexicana y que hace unos meses, agravado un poco por la pandemia, quebró la compañía, lo que tiene a los dos Alemán, padre e hijo, negociando con el SAT para no ser detenidos ni encarcelados, mientras se entretienen en París viendo a Messi, suerte con su lio. Aterrizamos y hace calor, cambia el clima, sube a 20 grados, sorpresa que da la vida, la nueva terminal aeroportuaria de Reynosa está renovada, renovadísima, un aeropuerto a la altura de los mejores del país, como el nuestro de Veracruz, aunque el jarocho con más vuelos. Revisan el equipaje, los perros huele-todo olfatean las maletas, detienen la de una persona que venía de Costa Rica vía Veracruz y Reynosa, traía comida, el perro olfateó carne salada y le debe haber dado hambre, pues se sentó, la señal de que algo había allí dónde olió. Subimos al taxi, Silvia nos lleva a dar un rodeo, normalmente nos atraviesa por el paso Kika de la Garza, ahora, según ella porque está más despejado el paso, nos conduce hasta la Garita de Anzaldúas, este puente que inauguró el expresidente Felipe Calderón en su sexenio, que costó mil millones de aquellos pesos y que une Reynosa con Mission, Texas. Bello y limpio. Pasamos rápido, no había colas, las esperan para el fin de semana que hay puente en México, y la raza de Monterrey se dejará venir. Llegamos con los aduanales. Historia para mañana.
 
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