Mucha sangre ha corrido después del 68, por la democracia

Esas represiones se remontan a 1959, en la época del presidente Adolfo López Mateos, cuando el ejército sale por primera vez a las calles a reprimir el movimiento ferrocarrilero, recuerda el historiador Juan Ortiz Escamilla

Es muy interesante el fenómeno social que se da en México en 1968, por lo que vale la pena recuperarlo y no solo quedarse con la parte negativa de la represión contra los estudiantes, lo cual es reprobable e inaceptable, señala Juan Ortiz Escamilla, director general de Investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV), quien considera que ha corrido mucha sangre durante todos estos años en defensa de la democracia, la que se ha fortalecido.

En entrevista, el historiador y Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Historia, puntualiza que después de 53 años vemos al 2 de octubre de 1968 como el origen de una protesta en defensa y a favor de la democracia.

“Nos queda claro que el 68 marcó un antes y un después en la historia de México, más en la historia política porque culminó con la represión de jóvenes y ciudadanos que demandaban democracia”.

Recuerda que ese tipo de represiones se remonta a 1959, en la época del presidente Adolfo López Mateos, cuando el ejército sale por primera vez a las calles a reprimir el movimiento ferrocarrilero, a los electricistas y a los médicos del Servicio Médico Nacional que demandaban democracia.

“El sistema político gobernado por el PRI había terminado y las demandas sociales de distintos grupos a distintos niveles querían democracia, pero el estado se resistía porque sabía que iba a perder el poder. El 68 fue muy violento porque fue como la culminación de una serie de movimientos que se vinieron dando y que no van a terminar porque las represiones se seguirán dando”.

No se debe olvidar que en 1988 hubo una gran cantidad de muertos a causa de que apoyaban al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien contendía por la presidencia del país; en el 72 se dio también el “halconazo”.

“Ha corrido mucha sangre durante todos estos años en defensa de la democracia, que no se debe olvidar. Mucha gente murió y en su memoria y gratitud debemos recordarlos porque gracias a ellos gozamos de la democracia que hoy tenemos, la que no es gratis”, destaca.

Gozamos de una democracia en México, para muestra las leyes proaborto que se acaban de dictar, la legislación sobre los matrimonios igualitarios, los derechos humanos, que siguen siendo un proceso en construcción y no están consolidados, pero sí ha habido pasos importantes, indica.

Juan Ortiz Escamilla, director general de Investigaciones de la Universidad Veracruzana/Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

México en este momento está disfrutando de amplias libertades que no se hicieron de la noche a la mañana. Ha sido un largo proceso y en ese sentido sí se debe reflexionar y tomar como referente el 68 para pensar en todo lo que se ha venido construyendo a lo largo de estas décadas.

Juegos Olímpicos 1968 hermanaron a México

El historiador destaca que 1968 se convirtió como un referente para destacar toda la represión por parte del estado contra los estudiantes, lo que es reprobable, sin embargo hay otra historia en paralelo con este hecho que son los Juegos Olímpicos 1968 que se llevaron a cabo en México, evento que paró las protestas sociales y la movilización de estudiantes porque todos estaban conscientes del compromiso que asumió México como escaparate mundial.

Asimismo está la Olimpiada Cultural que trajo a artistas y poetas de todo el mundo, por lo que México, como dice el historiador Ariel Rodríguez Kuri, se convirtió en “Ciudad del Universo”, porque los reflectores de todo el mundo estaban puestos en el país.

El estado tenía una gran preocupación pues temía sabotajes a los Juegos Olímpicos debido a la represión, al enojo y al descontento que había entre la sociedad.

Juan Ortiz Escamilla, director general de Investigaciones de la Universidad Veracruzana/Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Es interesante porque los estudiantes pararon las protestas durante el proceso de las olimpiadas y realmente hubo una hermanación, pues la gente estaba consciente de la importancia de este evento para toda la sociedad, insiste.

Los mexicanos, los estudiantes y los habitantes de la Ciudad de México asumieron su papel de anfitriones, ya que muchos estudiantes que participaron en la organización del evento iban a hacer las prácticas y ensayos y saliendo de ahí se iban a las protestas.

Vale la pena recuperar ese fenómeno social que se da en 1968 y no solo quedarse con la parte negativa que fue muy muy reprobable, concluye.