CASI UN EPILOGO

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA
(In Memoriam)

Una noche me hizo entrega de su Testimonio, con la obligación de no leerlo antes
de que pasaran cincuenta años. Entonces, me murmuró con suavidad, descifrará
usted el códice de mi existencia, no antes.
Respeto su voluntad y aunque, ciertamente, ignoro si vive o si ya emprendió algún
caprichoso viaje, me conformo con ver el voluminoso legajo.

Nadie lo mueva
que estar no pueda
con Adán a prueba.

Adán posee el secreto de la más ancha risa del mundo. Dentro de su risa, como
se nota en su Diario Absurdo, caben las mitologías y los planetas no descubiertos,
además de los ya conocidos.
Se me olvidaba apuntar que nació bajo el signo de Acuario o, cuando menos esto
le confió la familia ya que la descortesía social no le permitió asistir a su
alumbramiento.
Dice Adán: Lo mejor del poeta ruso Evtuchenko, es su Autobiografía precoz.
Como soy un ser mudable y encarnación humana del Rio de Heráclito, no es licito
intentar mi biografía.
Sería la biografía de los Mil y un Egos, sin el misterio ni la magia del disparate
oriental, disparate genial.
Espere Usted. Espere. Estoy salvando el énfasis de la existencia de Adán para
heredárselo. Será la historia de un énfasis: vale decir, de un relámpago.