ESCALA DE JACOB

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

He querido pelear con Dios y con los hombres y me han vencido. La escala de Jacob se deshizo en los dedos de mi sueño.

Me siento colgado del espacio, como una nube cirquera que perdió el equilibrio.

Me engañó David. A fuer de buen poeta me engañó cuando dijo que el hombre era casi un ángel.

Siento que soy un costal lleno de fragmentos de espejos a colores.

Jaula sin pájaros, nostálgica y envidiosa del vuelo libre de los pájaros.

Soy un albañil remendando las figuras del alma.

Todo está por rehacerse en la naturaleza: el modesto gusano y la insolencia de las aves de rapiña.

Todo está lleno de contradicciones y paradojas. El hombre mismo sueña con el superhombre y vive, el acecho de los relojes, quemándose con el grito de Job; no sabe que Jehová y Lucifer han apostado su destino.

A diario nos vemos tal como somos: pobres de espíritu. Flacas las piernas, lejos de la montaña arisca. Espejos y relojes están en nuestra contra. ¿Cómo rehacemos?

Tengo miedo al papel que se perpetúa en la blancura de su soledad.

Me duele la tierra sin sembrar, como virgen vestida con ausencias. Un cielo sin estrellas en la mano. Un horizonte sin ansias de viajar.

Cómo provocan lástima las montañas sin árboles, como si el vacío llorara su corazón inútil. ¿Se agotaron los caminos huraños, compañeros de viaje?

Sólo me acompaña esta necesidad de alejarme de los ruidos, tal vez porque dentro de los ruidos se oculta el gotear de los silencios.

Ya se escucha el primer silencio.