Rezar contra la catástrofe

Debe esperarse que la conciencia mostrada por la mayoría de la gente, de resguardarse para evitar contagios del Covid-19, evite los pronósticos de catástrofe que observan para México desde otras partes del mundo.

Al momento, tras muchos errores cometidos, hay algunos buenos mensajes desde el gobierno, como ése de la firma de un acuerdo con hospitales privados para ampliar la infraestructura hospitalaria que permita dar servicio a quien lo necesite en los momentos más críticos, como es previsible que suceda, en la ‘cresta’ de esta pandemia que es mortal en muchos casos dependiendo de factores como edad avanzada, males crónico-degenerativos de tipo renal, diabetes, hipertensión, cáncer, o inclusive con un deficiente sistema inmune.

Debe agregarse que, el fin de semana, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez supervisó el Centro de Raqueta en la Unidad Deportiva Leyes de Reforma del fraccionamiento Virginia, en Boca del Río, el cual será considerado como hospital alterno de atención médica, lo mismo que en Orizaba el exhospital de salud mental, lo que significa que algo tarde pero se pusieron las pilas las autoridades del estado para enfrentar este desafío, aunque también inquieta que vean un escenario complicado en Veracruz. Las cifras son inquietantes.

De hecho, han sido sesgadas por las autoridades sanitarias con la aplicación del Modelo Centinela de Vigilancia Epidemiológica, el cual sólo reporta casos comprobados en hospitales oficiales e ignora a los pacientes asintomáticos, que son ocho o nueve más por cada uno de los registrados oficialmente, según admitió el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, y eso provoca la idea de que en realidad no son más de cinco mil casos que se tienen en el país, sino alrededor de 40 mil, y los fallecidos que se reconocen, de 332, es un número dudoso si se considera que hay miles de muertes en este periodo por “neumonía atípica de origen desconocido”.

Esperemos que este mal no sea devastador y que las muertes por esta causa sean las menos posibles, aunque como se señala al comienzo de esta columna, en el exterior se observe para México una catástrofe, como editorializa el diario británico Financial Times, que a la tragedia humana agrega un desolador panorama económico “por el torpe y errático comportamiento” del gobierno mexicano. A la sociedad sólo queda hacer dos cosas: cuidarse al extremo y rezar. Ayer, por cierto, en el Hospital General 71 del IMSS, personal médico y trabajadores volvieron a protestar para exigir la entrega de materiales de protección, entrega de cubrebocas y equipo de protección personal. Ese personal atiende a pacientes sospechosos y confirmados con Covid-19 y requieren mascarillas N95, guantes, caretas y gogles, que les garantice su seguridad. En esa clínica extraoficialmente hay siete enfermos de Covid-19, y reportan que en el Hospital de Alta Especialidad de Sesver también existe un sinnúmero de este tipo de enfermos. Desde ambos hospitales informan que, además, médicos y enfermeras tomaron la decisión de ingresar a su trabajo con vestimenta informal y salir a la calle del mismo modo, para evitar agresiones de personas irracionales que las agreden echándoles cloro.

Es difícil hacer entender a la población, un escaso sector por fortuna, que ellos, médicos, enfermeras y enfermeros, camilleros, conductores de ambulancias y quienes lavan ropa del hospital y sirven los alimentos, son los más valiosos en estos momentos de emergencia sanitaria y no solamente merecen respeto, sino reconocimiento y consideraciones de todos.

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