ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN
Los resultados son claros: los Yunes ganaron las elecciones para dirigir el Comité Directivo Estatal del PAN con Federico Salomón Molina…
Muy a pesar de lo que pueda decir o hacer Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, quien ahora buscará ganar en la mesa ante los órganos internos de su partido y, probablemente después ante los tribunales electorales, para prolongar su periodo en el cargo hasta el 2024. Vaya lección para el aún presidente de ese partido, quien teniendo todo a su favor para operar, mordió el polvo ante adversarios que se pensaba debilitados. Ayer en la madrugada, la Comisión Organizadora Electoral entregó el acta que acredita a Salomón como el ganador de la contienda, tras haberse computado las 200 actas levantadas en los puestos de votación, y cuyos resultados acreditan a Salomón y a Indira Rosales San Román la suma de nueve mil 34 votos, contra ocho mil 445 de la planilla de Guzmán, además de 275 votos nulos, de una votación total de 17 mil 754 sufragios. Esto vuelve a la vida a los Yunes, aunque pueda caerse la elección por violentar los estatutos con el aval del Comité Nacional del PAN al permitir la sustitución del presidente en la planilla, en este caso el ganador Federico Salomón, en lugar de Tito delfín Cano, quien fuera detenido y encarcelado, bajo investigación de la Fiscalía General del estado por presumibles actos de corrupción cuando se desempeñó como alcalde de Tierra Blanca. El resultado vuelve a colocar al padre y los hermanos Yunes en la cresta de la ola, no en la lona, y si logran defender exitosamente el resultado, podrían poner contra la pared al gobierno veracruzano y al propio gobierno federal en los próximos años, especialmente en el 20024, o por lo menos tener suficiente fuerza para negociar políticamente con quien sea, incluso su inmunidad. De ese tamaño es este triunfo inesperado. En contraparte, de ganar en la mesa Joaquín Rosendo, su posición estaría debilitada, y se correría el riesgo de una nueva división en sus golpeadas filas que llevarían al PAN a nuevas derrotas electorales. Habrá que esperar, finalmente la decisión del triunfo ya no estaría en manos de los electores panistas, como tendría que ser, sino en los tribunales. El otro golpe para Guzmán, aunque más para el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, es el revire que hizo la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para echar abajo el dictamen del Tribunal Electoral del Estado, validando la elección municipal de Veracruz, regresando la constancia de Alcaldesa electa a la señora Patricia Lobeira Rodríguez, esposa de Miguel Ángel Yunes Márquez, primogénito del ex gobernador, quien avanza para que esa decisión pudiera ratificarse, lo cual es altamente posible, la Sala Superior del mismo TEPJF, la próxima semana. Hasta entonces podrá cantar victoria. Sin embargo, en un alarde de ironía, la señora Lobeira lanzó la invitación al gobernador García Jiménez para que asista a su toma de posesión como nueva presidenta municipal de Veracruz el próximo primero de enero. Vaya audacia de la señora, desde luego, de sus asesores, los propios Yunes.
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