MAESTRO ES UN NIÑO GRANDE

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

Yo y Tú, no somos islas; no existimos realmente separados; a pesar de la soberbia, de la vanidad, de los prejuicios, yo y tú, somos partes indivisas de la solidaridad humana, del amor universal; tiempos de la creación, ininterrumpida, de la libertad absoluta.

Malo es que principiemos la lucha de las edades, que es peor y más nociva que la lucha de clases.

Cuando el adulto pretende -¡vano intento!-, imponer su personalidad de adulto sobre la prístina personalidad, propia, del niño.

Quedará superpuesta, como toda máscara, la fisonomía del maestro y subterráneamente, bajo la máscara, la tierna ironía infantil; pero ahí estará un conflicto y con él la iniciación de una angustia.

Irónica, también, fue la recomendación del Maestro de Galilea                      -anarquista como todo poeta-: renacer como niños. ¿Es que se puede volver a nacer? Esta será la necia pregunta de los fariseos de todo el mundo.

El auténtico maestro es un niño grande. Jugando, jugando, encuentran, juntos, los niños y él, las sencillas verdades y luego se las reparten jubilosamente. Porque la verdad es de todos y nadie debe guardarla para su provecho, sino repartirla según las necesidades del espíritu y su fortaleza. Gozando del comunismo de la verdad.