El lúdico juego de las paradojas

Alfredo Bielma Villanueva

En primer término, el presidente López Obrador celebró que el gobierno de los Estados Unidos hubiera “aprobado la compra” por México de la refinería Deer Park, ubicada en Texas; ese fue un lamentable lapsus porque en realidad se autorizó la venta de una chatarra contaminante camino al desuso en aquel país, aunque aquí López obrador calificó la operación de compra-venta como “histórica”. Ayer nos dijo que ya tenemos el dinero para concretar esa operación, pero evadió informar que es dinero prestado para adquirir una refinería de deshecho allende el Bravo y de predecible nulo rendimiento para nuestro país, como podremos comprobar en el futuro inmediato, cuando nos enteremos del dinero que Pemex destinará para echarla a andar y los magros frutos que a cambio recibiremos. Aparejada a esta noticia, cuya flecha señala hacia derroteros muy distantes del paradigma de las energías limpias implementadas por gobiernos de economías desarrolladas para sanear al planeta, ayer mismo se hizo referencia al “tercer paquete de infraestructura” nonato, aunque varias veces anunciado por el gobierno federal para ser ejecutado en el año por finalizar, al igual que sus dos antecesores de 2020. Es decir, la iniciativa privada y el gobierno han acordado anunciar las obras, pero todo ha quedado en el limbo, pues en los hechos la inversión pública y la de inversionistas se han contraído sustancialmente, lo cual no es buena noticia porque cualquier párvulo en economía sabe que sin inversión no hay crecimiento económico, sino todo lo contrario. Y para seguir la lúdica sucesión de “buenas noticias”, en tanto que el mundo se preocupa por la variante Ómicron del Covid-19, aquí, el presidente informa que «Esta nueva variante ya se ha registrado en México no mucho, no son muchos los casos, lo que tenemos como información es de que no han aumentado los contagios y lo más importante no se han incrementado los fallecimientos, eso no quiere decir que pueda darse una situación especial, pero toco madera. Hasta ahora no hemos tenido problemas». Apegándonos a esa forma sui géneris de una política pública que consiste en “tocar madera” para no ser víctima de las variantes del versátil Covid 19, tomemos conciencia de que México no está en una isla apartada del mundo real, y, a falta de medidas preventivas impulsadas desde el gobierno, “tocando madera” que cada quien se cuide como mejor le parezca.