La democracia también corrige rumbos

No erraba Sir Winston Churchil cuando decía que “la democracia no es el modo de gobierno perfecto, pero es lo mejor que tenemos”, y vaya si tenía razón pues en el decurso de su implementación surgen fenómenos de exabruptos sociales, como es el caso de Donad Trump, presidente de los Estados Unidos electo democráticamente hace cuatro años casi de manera sorpresiva. Pero en el curso de su desempeño, su actitud altanera, su retórica divisionista, plena de mentiras y rica en expresiones injuriosas rebajó el debate contienda político lastimando colateralmente la investidura presidencial. Pero una república democrática tiene oportunidad de regenerarse a través de su calendario electoral y así otorga a la ciudadanía la oportunidad para para corregir errores, tal cual ha hecho el elector del país vecino al retirarle a Donald Trump la confianza que le depositó hace cuatro años.