LA VISITA A NOTIVER 

*Viajar y volver. Ver, contar y realizar un relato. Camelot. 

 

LA VISITA A NOTIVER

 

Sábado de fin de semana. Tomo la mugre autopista de Capufe y voy hacia el puerto más bello del mundo, Veracruz. En el tramo de la Tinaja-Veracruz pululan los árboles floreados, llamados Palo de rosa. Me dice alguien que sabe de estas cosas, que es su tiempo de tres meses de florecer, y que es muy buena madera blanca, después del cedro y caoba. Con el viento, vuela su semilla y se reproducen vainitas negras. Mediodía, olemos el mar, ese mar que escribió el poeta, Rafael Alberti: “El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? Padre, ¿por qué me trajiste acá?”. Mi hermano Enrique y el amigo que no es Rico (José Luis) y Yo Mero llegamos a Notiver, a saludar al amigo y editor y dueño del diario más leído en Veracruz, Alfonso Salces Fernández. Allí a la entrada, me enteré de la enfermedad terrible de Gonzalo, una gente leal a ese diario y a la familia, que lucha por su vida y ojalá Dios le ayude. Un café y un té, porque ahora se está poniendo de moda tomar el té, como lo hacen los ingleses, incluida la viuda Chabelita, que cobra y trabaja de reina de Inglaterra. El té viene de la china continental, pero los ingleses lo han hecho suyo. Y me acordé, platicando de las variedades del té que, en Londres, cuando fuimos a visitar a mi sobrina Fer Meghan, hija de mi hermana Flor, casada con Lord Mike, este nos invitó al té en la más picuda tienda del mundo, Harrods, fundada en 1889, que hace tiempo fue dueño Mohamed Alfayed, padre del novio de Lady Di, que murieron prensados en el Puente del Alma, en París, y ahora son dueños una compañía de Qatar, ya ven ustedes los árabes con su petróleo y sus billetes a lo bestia. En Harrods llegamos aquel día y aquello era de postín, gente de Londres y muchos turistas, me acuerdo bien porque un pianista tocaba la música y de repente tocó Veracruz, y nos pusimos de pie a aplaudir como buenos jarochos, recordando a Agustín Lara, pero esa es otra historia que un día les cuento.

 

EN EL BULEVAR VERACRUZ-BOCA

 

Pasamos ese bulevar, el que Dante Delgado abrió para la modernidad de Veracruz y que los hermanos Yunes, los dos Chikis: Fernando y Miguel Ángel, embellecieron desde sus alcaldías en Boca del Río y Veracruz, y bajé al que llaman Monumenta y otros la Antimonumenta, un Memorial iniciado por las Brujas del Mar, ese grupo extraordinario, gran Colectivo veracruzano que pega el grito y protesta cada que hay algún feminicidio. Sucede que, en Veracruz, escandalizó un caso de un feminicidio en contra de una jovencita, Monse, presuntamente hecho por su novio, Marlon. Y en ese Memorial había cartulinas con protestas, mantas, pidiendo y exigiendo justicia, cosa que es muy difícil en Veracruz. En la Plaza de la Soberanía, me cuenta mi hermano que, al terminar de fijar ese ceremonial, el alcalde dejó que allí siguiera, y se ha convertido en un referente de protestas contra esos crímenes de bestias, que debían ser colgados, como lo hacen en algunos países. Más tarde, porque hacia hambre, una comida en el Akellare, de la veracruzana calle de Tuero Molina, uno de los cinco mejores restaurantes españoles, dice su leyenda. Se come bien, allí encontramos a Felipe Amadeo Flores Espinosa, comía con unos amigos y con su fiel Dany de Vito. Al saludarnos nos acordamos del gran y querido amigo, Roque Flores Armida, tío de Amadeo, con quien solíamos vernos de vez en cuando en ese puerto y, hombre leído, siempre nos hablaba Roque de los griegos y los romanos. Nos llevaba a la plática de Homero y Sófocles, y todos esos poetas griegos. Comimos unos pulpos encebollados, un pescado y una lengua a la veracruzana. Estaba lleno el lugar, la gente ya se está animando y comienza a frecuentar esos sitios que la pandemia tenía en crisis. También más tarde, en un café para fifís, en Starbucks, vimos que la Plaza Andamar -allí donde tienen fija una placa en memoria del bien recordado empresario cordobés, Juan Bueno Lázaro, socio de esa inversión-, hay ya buen movimiento, entran y salen y compran y miran, las plazas van recobrando su vida, consumir para ayudarnos todos, los unos a los otros, porque para los empleados es conservar su trabajo y su bienestar.

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