OCHENTA Y CINCO ESCALONES

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

Ochenta y cinco años, bien o mal cumplidos, no cambian mi fisonomía, prendida con alfileres a mi espejo.

Como todo se mueve y todo cambia y no respiro el aire que respiraba ayer. Todas las mañanas espero ver la metamorfosis de mi espíritu.

El árbol cambia sus hojas, pero el corazón no muda de vestuario, ni de gestos, ni sus miradas esculpen una estatua a la medida.

Ya subí ochenta y cinco escalones. Cada escalón se rompe después de que lo piso. No habrá retorno. Ya no podré volver.

No veo nada diferente a lo que ahora sufro.

Sólo hay algo distinto. Los ruidos aquí son silenciosos.