EL TATUAJE DE LA OBEDIENCIA

POR: JOSÉ MUÑOZ COTA

(In Memoriam)

 

¡Qué evangelio de rebeldía encierra esta frase de Malatesta: “No me gusta mandar porque no quiero obedecer”

El grave error de las pedagogías ha sido construir su casa sobre la arena movediza del miedo.

Es el tatuaje indeleble, que nos pondrá el terror, desde pequeños. Somos los galeotes -en cierto modo- del espanto.

Así es cómo la obediencia se encarga en destruir la personalidad humana, en deformarla, en reducirla a sombras, cada quien con su miedo a las espaldas, con su angustia a cuestas.

Será el miedo a la libertad, de que nos habla Fromm. El miedo a reconstruirnos hombres en la derrota constante de las libertades.