Emilio Lozoya ya está en México, pero como todo reo de “alcurnia política” no pisa cárcel de reclusorio sino cama de hospital porque sufre anemia, una enfermedad adquirida apenas toco suelo mexicano porque las autoridades españolas aseguran que allá gozaba de cabal salud. Pero nada extraña, porque no es el único caso de excepción pues entre lo más reciente de reos recluidos en cuartos de hospital están los de Andrés Granier, ex gobernador de Tabasco y Elba Esther Gordillo, ambos ya en libertad después de librar sus respectivos procesos acusados de lo mismo, dinero de por medio. Por cierto, en Veracruz ese fenómeno no nos es ajeno, pues más de un recluso ha pasado meses en “recuperación” de su salud en cuartos del ala privada del CAEM, Rafael Lucio. Todo evoca aquella canción vernácula mexicana: “En una jaula de oro, pendiente de un balcón, estaba la calandria cantando su canción”. Así es la justicia a la mexicana, y no sería raro que desde una cama de hospital Lozoya cantará su canción.