“En MORENA somos muy poco partido y mucho movimiento”, señala en interesante entrevista a El País Porfirio Muñoz Ledo; “Morena pierde liderazgo sin López Obrador”, dice la senadora Citlalli Hernández; Gibrán Ramírez señala que Morena perdió mucha base; Mario Delgado apunta hacia López Obrador como la brújula de este partido y Alejandro Rojas Díaz Durán lucha en pugnaz encuentro contra las bases radicales de Morena, todos (Citlalli aspira a la Secretaría) quieren la dirigencia nacional, pero, quien de ellos logre su objetivo encontrará el reto de la unificación de las diferentes corrientes imperantes en ese partido multifacético, al que algunos de sus oponentes aplican la frase diseñada por Engels y Marx respecto del capitalismo: “lleva en sus entrañas los motivos de su propia destrucción”. Pero MORENA es un partido que sirvió a su líder para alcanzar la presidencia de la república, y usa como ariete para en 2021 junto con sus aliados mantener la mayoría en la Cámara de diputados y, a la vez, extender su poder territorial ganando gobiernos estatales, legislaturas locales y ayuntamientos. En junio podremos comprobar si logró ese objetivo.