Nostalgia veracruzana

Cada gobernador veracruzano impone su estilo personal para gobernar, como cuando en la época dorada de distinguidos políticos al frente de la gobernanza dejaban una frase en seña de su paso por palacio de gobierno: “Contra Veracruz nunca tendremos razón”, de Fernando López Arias; “Veracruz, por los senderos de la revolución”, de Rafael Murillo Vidal; “Unidad y Trabajo”, de Rafael Hernández Ochoa; “Veracruz, Granero y Yunque de la Nación”, de Agustín Acosta Lagunes; “Veracruz, Primero y Siempre”, de Fernando Gutiérrez Barrio, el “Veracruz, un Estado que lo tiene todo”, de Miguel Alemán Velasco. Sin aceptar como verdadera la tesis de que “todo tiempo pasado fue mejor”, porque finalmente es la condición humana la que imprime su sello en la convivencia política, y esa nunca ha cambiado, no para bien al menos, provoca cierta nostalgia la narrativa histórica de aquellos tiempos. Más ahora que estamos sumergidos en el sótano de las malas estadísticas, sometidos por la delincuencia y con la perspectiva de una crisis sanitaria fuera de control. Lo peor es que todavía no desciframos el verdadero sentido del “Juntos Haremos Historia”.