UNA ODA AL FUTBOL

De Di Stefano: “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”. Camelot.

 

UNA ODA AL FUTBOL

 

El diario El Mundo de España llamó al juego Real Madrid-Manchester City, ‘una Oda al futbol’. Y me fui a Wikipedia: ‘Una oda es un tipo de poesía lírica. Las odas son poemas elaboradamente estructurados que alaban o glorifican un acontecimiento o un individuo, describiendo la naturaleza tanto intelectual como emocionalmente’. Eso fue ese juego.

El Mundo: “Fue un partido soberbio, que nos deja en vilo hasta el de vuelta, el miércoles que viene. Madrid y City devolvieron el precio de la entrada, que dicho sea de paso no era ninguna tontería: 88 la más barata y 445 la más cara (Euros), palcos de lujo aparte. Las emociones y la belleza de algunas jugadas lo compensaron. Fue un partido trepidante, de tendencia variable, jugado noblemente, bien arbitrado, sin VAR (otra bendición) y con un resultado final que deja la eliminatoria viva”.

Apoltronado en mi reposet, lo vi completo. Ese es el mejor futbol del mundo, el de la Champions, era un juego como si fuera final del Mundial. Solo faltó que, después del empate, se fueran a los penaltis. Cada avance de cualquier equipo, se pensaba que anotaban. Fueron 6 goles impresionantes. Bien lo decía Eduardo Galeano, el escritor uruguayo: “Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece”. Eso hicimos. Agradecer a los dos equipos que tienen a los dos mejores técnicos del mundo, el gran futbol que nos dieron. Y queda la vuelta, muy favorable ahora a los de casa, pero así es el futbol. Uno viene ahora con aureola de traer a puros francotiradores, el Manchester City, y el otro pasea su pedigrí de haber ganado 14 orejonas, como le llaman a esa copa. Mientras, que viva el buen futbol. Bien lo resumió el mismo Galeano con dos frases: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. O esta otra: ¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”.

 

MESSI EN MONTERREY

 

A Monterrey llegaba Messi y su tropa. Había algarabía desde días antes y las taquillas se sublimaban porque, por lógica, no había entradas más que en la reventa. Y esos billetes llegaron a costar hasta 40 mil pesos, que habría algunos ricachones que lo pagaran. Pero Monterrey vivió la emoción de tener al mejor del mundo, a Leo Messi. La Pulga, como le llaman, venia y viene precedido de ser campeón del mundo con Argentina y estar en un equipo muy caro y valorado, aunque no sea campeón, prueba de ellos es que Monterrey lo hizo morder el polvo con goles y goles que cavaban su tumba y eliminación. Pero llamó mi atención que a Messi la raza lo abucheaba y pregunté a uno que sabe de estas cosas, porque siempre, a través de mi vida que he visto jugar en Madrid y Barcelona y en Houston a Messi, siempre lo vi comportarse como un bue deportista, uno de los más millonarios del mundo del futbol y que, cuando puede, lo mismo abraza a un niño que da la mano a quienes le piden la foto selfie, igual que Cristiano Ronaldo, otro grande. Ambos aportan para muchas causas nobles. Pero a Messi lo abucheaban cada que tocaba el balón y,  me dijo alguien, que era por el odio que le tienen o la repudia al Tata Martino, un sangrón entrenador que lo fue de la selección mexicana y que, no hace mucho, se habló de una polémica que cuando México se enfrentó a Argentina en el Mundial pasado, donde quedaron campeones, el Tata alineó a algunos mexicanos no tan importantes, para que aquellos, sus paisanos, pudieran ganar y clasificar a la otra ronda. De eso se habló. Qué el repudio era al Tata Martino. Sabrá Dios.