EL NIETO DEL GENERAL

De Fidel Velázquez: Si lo piensas, no lo digas; si lo dices, no lo escribas; si lo escribes, ¡no lo firmes!, pero si lo firmas no seas pendejo, ¡échate para atrás! Camelot.

 

EL NIETO DEL GENERAL

 

Entre las barajas que Claudia Sheinbaum presenta a la opinión pública. Propios y extraños coinciden que una de las mejores adquisiciones o reclutamientos fue la de Omar García Harfuch. Si Claudia gana, no duden que este hombre sea el secretario de Seguridad Pública federal y que tenga bajo su mando a la Guardia Nacional y a la Marina y al Ejército, aunque aquellos tengan sus mandos militares. Hace falta un hombre así. Apaciguó y detuvo bandas delincuenciales en CDMX, de allí aquella emboscada mañanera donde le dispararon más balas que a Pancho Villa cuando lo asesinaron. Salió con vida, para desgracia de los malosos. Este hombre muy seguro, y todos apuestan que así será, dejará en el olvido por instrucciones de su jefa, eso de abrazos y no balazos, esa frase se va a la historia y al rancho del patrón, a Tabasco, para que allá él solo la grite entre los árboles de ceiba y la cante y quizá Chico Che, su paisano, desde el más allá le haga una rola llamada así: Abrazos, no balazos. A sus 43 años, García Harfuch, hijo de un priista, Javier García Paniagua y nieto del general Marcelino García Barragán, aquel militar de 1968 que, cuenta la leyenda, se negó a dar un  golpe de estado en contra de Díaz Ordaz, cosa que la patria siempre le reconoció. Paréntesis: (Un día un director de Pemex llegó con el presidente a audiencia, el presidente le reclamó que el Ejército se quejaba de que solo tenían combustible para dos días. Señor presidente, le dijo el de la gasolina. Así ha sido históricamente desde la Revolución, el Ejército solo tiene combustible para dos días, por si se les ocurre dar un golpe de estado. El presidente enmudeció) Cierro paréntesis. El país está inmerso en más de 180 mil muertes anuales, Claudia y Xóchitl saben que ese es el lastre que heredarán de este presidente, que no se animó a combatirlos. Mientras mueren 80 personas diarias por violencia, la Guardia Nacional solo detiene a 8 malhechores diarios. Porque traen órdenes de no meterse con ellos. Ni tocarlos con el pétalo de una rosa.

 

LOS CURAS BAJO EL PULPITO

 

Ha llegado el país a una dinámica donde los curas ya no se esconden bajo el púlpito, para dar su opinión política. Antes lo hacían casi en la clandestinidad y en misas dominicales mandaban sus señales, como si fueran Steven Spielberg en sus películas de ciencia ficción. Ahora no. Está el país en una gravedad delincuencial tal, que no solo convocaron a grupos de delincuentes a pactar una tregua. Ahora se les ve, a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM),  externar ante los medios sus opiniones abiertas. Lo han hecho con Ciro y con López Dóriga, sin tapujos hablan del peligro en las elecciones por los delincuentes que, no solo comienzan a matar a quienes no les gustan como candidatos, imponen una ley de balazos. 8 de cada 10 mexicanos son católicos, según el INEGI. El presidente cabecea, habrá dicho: Con la iglesia hemos topado, Sancho. Y mejor por ahí no le intenta. No se va a confrontar con ellos. La iglesia conoce la historia y conoce de la desgracia de cuando les llegan delincuentes a gobernarlos, como ese par de Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, que desaparecieron toda la democracia y han arremetido en contra de la iglesia, cerrando templos y expulsando a los curas rebeldes, según ellos. Eso ya pasó en Cuba, Nicaragua, Venezuela y algo verían los curas mexicanos para que salieran a dar la voz de alarma. Porque en la antigüedad, el Papa en Roma tenía ejércitos, ahora su único ejército es la voz pastoral. Cuidado.