EL EMBAJADOR HACIA MOSCU 

*Y se marchó rumbo a Moscú. Camelot. 

 

EL EMBAJADOR HACIA MOSCU 

 

Eduardo Villegas Megías (Orizaba, Veracruz, México; 1978) escritor y filósofo mexicano, orgullosamente chayotero, fue designado hace unos meses como Embajador de México en Rusia y escribió, en agosto de 2022, en su tuiter: “Me llena de orgullo haber sido designado Jefe de la misión diplomática de México ante la Federación Rusa”. Su padre, el maestro Juan Pablo Villegas, que convalece de una enfermedad y ahí va, echándole ganas para tratar de salir de ella, me escribió anunciando que su querido hijo partía hacia Moscú, y como padre adolorido, afirmó: “Junto con el orgullo que me produjo su partida. Me quedé con el alma y el corazón destrozados, ya que con mi enfermedad no sé si lo vuelva a ver y estrecharlo con mis cansados brazos”. Su viaje será de casi 24 horas, con escala en Barcelona y cambio de avión en Dubái. Eduardo estuvo hace no mucho en Orizaba, vino con sus hermanos a la presentación del libro de su padre, ‘Scherzo anecdótico a dos voces’, junto al escritor José Alfredo Páramo, su padre por años fue el gran conservador y promotor del IRBAO de Orizaba. Una gente de la cultura y muy apreciado por la ciudadanía. Eduardo es Maestro en Filosofía por la UNAM y profesor en diversas universidades. Fue Coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México de la Presidencia de la República durante la administración de Andrés Manuel López Obrador. Gente de las confianzas del presidente, con quien trabajó como su asistente directo en la Jefatura del Gobierno del Distrito Federal, autor de varios libros, viaja llevando la encomienda de fortalecer las buenas relaciones entre México y la Federación Rusa, más ahora que, al parecer, ya se está deteniendo esa guerra con Ucrania. Se estrenará en la Embajada con el juego México-Polonia, que verá ese juego en la tele con los paisanos mexicanos que allí laboran. Buen viaje, Eduardo, y que haya éxito en tu trabajo. Poniendo el nombre de Orizaba y de tu familia muy en alto. 

 

LA REVOLUCION DE PEREZ REVERTE 

 

Por años leí los mejores libros de la Revolución Mexicana. Casi todos. Los de Martin Luis Guzmán y los grandes, como aquel ‘Cuando la revolución se cortó las alas’. Pérez Reverte, al leer parte de su libro, me hizo ir a buscar los clásicos. Y heme allí como ratón hurgando entre los míos, para llegar a aquella gran crónica, La Fiesta de las Balas, del gran Martín Luis Guzmán, que junto a Pancho Villa se enlistó para escribir los mejores relatos de la Revolución, cuando Rodolfo Fierro, un killer, un criminal de la revolución, ajustició a bala limpia a cerca de 300 presos. Es el cuento más famoso del libro El águila y la serpiente. Hace un par de días me metí a la librería Michel de la orizabeña calle Colón, con el dueño, un viejo librero, me hice de dos clásicos: La sombra del caudillo, de Martin Luis Guzmán y México Insurgente, del gran John Reed. Y lo que recuerdo de aquel capítulo de Rodolfo Fierro, es que un día capturaron a 300 rebeldes, contrarios a la División del Norte. Rodolfo Fierro fue a un corral, donde los tenían presos, les dijo que de dos en dos podrían brincar la cerca y huirían, quien se salvara a los 200 metros era libre. Llamó a un ayudante y con los revólveres de aquella época, le dijo al mismo: ‘Me vas a cargar de balas las pistolas, si se me escapa uno por tu culpa, te meto un tiro a ti’, el tipo temblaba. Comenzó la fiesta de las balas y así fue, de dos en dos iban cayendo. No recuerdo bien, pero he de leer de nuevo ese capítulo, pero al parecer se le escaparon apenas unos cuantos. Sus manos quedaron hinchadas de tanto fuego. Era un tirador de excelencia y un criminal de primera, sinaloense, el Carnicero de Villa, le llamaron. En la foto de su tumba, Pancho Villa llegó un día a ponerle un letrero de Presente. Así fue esa revolución. De balas y muertes. 

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