EL DIA DE LA PATRIA 

*El informe te interesa, habla de usted. Decían en los viejos tiempos. Camelot.

 

EL DIA DE LA PATRIA

 

En el día de la Patria, cuando ella obsequia a sus hijos preclaros lo mejor de sí misma. Se celebra el 1 de septiembre, que en la antigüedad era el Día del Presidente, por su informe que daba de cara a la Nación cada año, como un ritual de un Tlatoani. Atrás quedaron los días cuando salían de Los Pinos, hoy convertido en un Museo para el pueblo, para que vieran como vivían los zares priístas y panistas, el nuevo morenista se fue a un Palacio mejor, Palacio Nacional. Uno recuerda al gran Jacobo Zabludovsky, que llevaba la cuenta de cuántas veces era interrumpido el presidente de México desde el Congreso. A mayores aplausos, la Patria se rendía de nuevo. Tomaban los autos Mercedes Benz descapotable, uno que le regalaron a Adolfo López Mateos (no confundir con el Ferrari, que el chismoso y traidor Lozoya dijo que Duarte había obsequiado a Peña Nieto), y se paseaban entre papel de confeti lanzado desde los edificios altos. López Portillo salía junto a la familia, como todos, y tocaba la panza de la Coyoxhuauhqui, pues daba buena suerte. Después de que Lolita Ayala, en la gran cadena nacional donde se enlazaban todos, televisoras y radiodifusoras, el Preciso les daba su menú de desayuno, si era Echeverría los platillos mexicanos y las aguas de Jamaica y tamarindo. Si era Jolopo, mas afrancesado, los huevos a la mexicana pero con toque francés. Luego recorría Reforma o por donde le ajustaran la ruta rumbo al Congreso, y los papelitos volaban como cuando en La Quinta Avenida de Manhattan, a sus astronautas recibieron cuando pisaron la luna. Este no había pisado la luna, era el presidente de los mexicanos, nos gustara o no. No había clases, era día de asueto para todos. Los periódicos, porque había convenios con todos, enviaban hasta 6 fotógrafos a cubrir todo, tres en el Congreso, tres en la ruta y otro para el besamanos, un ritual que continuaba después del informe y que, contó Carlos Salinas de Gortari, la mano derecha terminaba inflamada de tanto apretón de los súbditos de ese rey imperial. Salinas usaba una venda elástica en el puño. Los grandes empresarios, los sempiternos líderes sindicales, artistas de la farándula, todos en el aplauso de ese día histórico. Cuenta un fotoperiodista, que les daban un libro de la historia de la Revolución Mexicana, y en la página 28 venía los billetes. 1500 pesos de entonces, un chayo de gratificación. Ese apoyo lo disfrazaron después como una ayuda para el transporte de los reporteros. Cuentan que todo cambio cuando llegó el aburrido de Ernesto Zedillo, lo faraónico se fue haciendo a un lado, y ahora aquí estamos en la 4T, lidiando con este informe.

 

EL SEGUNDO INFORME DE AMLO

 

AMLO entra a su segundo informe de Gobierno, en un patio del Palacio Central, con apenas 70 invitados, entre ellos su esposa y gente del Gabinete. Llega con sus 100 compromisos, que asegura ya cumplió 95. Llegó temprano, a las 9 de la mañana, en ese pódium al piso, por la Pandemia, habló y habló y poco se supo que no explicara en sus mañaneras. Llega el presidente con la peor crisis económica y de salud para el país. Habló de enjuiciar a los expresidentes, les pegó a los críticos y a los neoliberales. Traje oscuro y corbata gris oscura, AMLO hablaba y hablaba, como sus mañaneras. El discurso duró 45 minutos, su mensaje contra la corrupción era el tema central. A ellos culpa de todos nuestros males. Haciendo historia y haciendo patria, se despidió ante los pocos asistentes. Las televisoras, no tantas, como en aquellos tiempos se enlazaron con la misma señal y al final, cada uno de sus comentaristas estrellas daban un resumen de lo dicho por AMLO. Un presidente muy golpeado, lo volvió a repetir, como en los tiempos de Francisco I. Madero. Por la tarde, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, entrega al Congreso el informe escrito, signo de otros tiempos cuando el presidente dijo que invitó al Fiscal Gertz Manero, poder independiente, y al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar,  quienes se excusaron por no poder asistir (¿tendrían hueva o Covid?)

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