CORDOBES NOVELISTA

En política lo que parece es. Camelot

 

CORDOBES NOVELISTA

 

De Auschwitz se han escrito tantas horrendas historias, que uno debería ya de no asombrarse de aquellas atrocidades de los nazis, pero siempre hay cosas nuevas, siempre hay un amanecer para la gente que allí visita ese campo de exterminio. Recibí una llamada de Marcial Luján Bravo, orizabeño, director de Casa de Moneda en CDMX. Me decía que un querido amigo suyo, cordobés de nacimiento, José Ángel Carretero Balderas, había escrito un libro. Algún día, en Polonia visitó el campo de exterminio de Auschwitz, y decidió escribir este llamado “Marschstiefel, J.K, el niño artesano del gueto de Varsovia”. Traducido al inglés, ha sido tanto su éxito que ya lo analizan Netflix, Amazon y Paramount, para una miniserie y ya está en las estanterías de España, cotizado en 23 euros, en México, por lo consiguiente. La historia: ‘Anna, sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, le entrega a su hija un medallón de madera en forma de corazón. Desea donarlo al museo del Holocausto en Jerusalén: anhela honrar la memoria de su creador, Joshua, un niño judío del gueto de Varsovia al que quiso mucho y del que nunca supo más. Sin proponérselo, su tan considerado acto desempolvará de los archivos del destino un relato incompleto lleno de narraciones entrelazadas: una famosa bailarina de ballet húngara, una organización de criminales judíos, un mercenario nazi. Un pequeño héroe sin nombre al que solo se le conoce como J. K. sus iniciales, grabadas en cada una de las armas y artefactos que surgieron de sus manos, son lo único que tienen para labrar en la historia el tan anhelado final’. Un orgullo cordobés. Un hombre brillante, me dice Marcial Luján, que fue su compañero de prepa en el Tec. de Fortín, donde estuvo becado y su carrera ahora es licenciado en ingeniería computacional, pero le dio por escribir libros y la editorial que lo aceptó, tiene confianza en que será uno de mucho éxito. A comprar ese libro.

 

COLGAR LOS TENIS

 

Del dicho aquel de ‘colgar los tenis’ preceden muchas acciones. Por lo regular se habla de la muerte: el vecino colgó los tenis, ya estaba muy grande y mejor se fue a descansar, suele decir alguien de algún difunto. También se utiliza la frase para alguna caída, sin necesidad de muerte, por ejemplo, las Chivas y Monterrey colgaron los tenis, pues fueron eliminados de la liguilla. En los Estados Unidos el colgar los tenis era usado en los barrios populares, pero no únicamente para anunciar la muerte de alguien, sino como un mensaje para delimitar el territorio entre pandillas. Incluso, cuando se utilizaba como anuncio de muerte, era por un asesinato motivado por la venganza. También hay otras expresiones mexicanas: Lo chupó la bruja. Ya piró. Ya felpó, esta es muy cuenqueña; o lo cargó el payaso, aunque el pobre payaso no sé qué tenga que ver en esta expresión. Chupó faros, suele ser otra. Son los mexicanismos en los cuales nos volvimos xingones, según lenguaje de Xóchitl. Voy a Wikipedia: “La explicación más común describe que cuando alguien del barrio moría, sus tenis eran arrojados, quedando atorados en los cables eléctricos. No obstante, la práctica es más añeja que el uso de tenis en México, pues anteriormente lo que se colgaban eran los zapatos del difunto en los cables frente a la casa para dar aviso a la comunidad del fallecimiento. De acuerdo con el cronista Armando Ramírez la expresión ha cambiado desde los años 50, pues en aquellos años se decía “colgó los zapatos” debido a que el calzado deportivo conocido como tenis no era común entre los habitantes sino hasta la década de los 70”. Por otra parte, algunos historiadores rastrean la costumbre de arrojar el calzado a los cables hasta en Estados Unidos, donde a la práctica se le conoce como shoefiti, palabra que conjuga shoes, del inglés zapatos y graffiti, palabra de origen italiano. Todo este tema porque ahora que perdió el niño naranja, fosfoSamuel García, entre los memes que lanzaron en su contra había unos tenis de su marca y naranja colgados de unos cables. Pero hubo otro que le añadieron, eran los tenis del club Monterrey al lado de los del niño dantista, que siempre sí, colgó los tenis, pero en la política, y momentáneamente, porque amenaza que ahí viene en 2030. Ok venga, pues.