EL CHECO EN ORIZABA 

*Y cuando despertamos, Messi estaba en la historia al lado de Maradona. Camelot. 

 

EL CHECO EN ORIZABA 

 

La misma noche que se estrenaba Casavegas, la joya de la corona de esta administración orizabeña, en el recinto del salón, con unos 200 invitados ahí presentes, de repente apareció el Checo Súper Star, que no es otro más que Sergio Gutiérrez Luna, originario de Minatitlán, de 46 años, egresado de la prestigiada Escuela Libre de Derecho, ex presidente de la Cámara de Diputados y el hombre más cercano en Veracruz al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que no es cualquier López. Se sentó al lado del alcalde Juan Manuel Diez y muchos fotógrafos, al estampar las mismas, pensaban y elucubraban que allí estaban dos de los contendientes a la gubernatura de Veracruz, uno por Morena y sus aliados, el otro quizá por la Alianza. Lo que se ve no se juzga. Checo camina por estas zonas buscando el contacto con la población, hace poco no pudo bajar a una reunión con empresarios, porque la mugre autopista de Capufe tenía un retraso de 4 horas, pero él sabe y conoce la cruda realidad de este gobierno fallido, las malas carreteras, la inseguridad, los atascos en la autopista, la devolución del dinero a la Federación, todo lo sabe. Del lado de Morena, algunos creen que solo quedan dos candidatos, la zacatecana Rocío Nahle, que el presidente le sacó tarjeta roja por el atraso en Dos Bocas, y el Checo congresista.  

 

NETFLIX LOS REYES AUSENTES 

 

La serie estrenada de Harry y Meghan, el príncipe londinense, convirtió en su primer día de emisión en lo más visto del año, según el medidor oficial de audiencias británico y como recoge la BBC: su primer capítulo lo vieron más de 2,4 millones de espectadores (1,5 el segundo y 800.000 el tercero); el primero de la quinta temporada de The Crown tuvo 1,1 millones de visualizaciones en su primera jornada. 

Detalles que explotan hasta la saciedad, como que Harry temía que el destino de la actriz fuera tan fatídico como el de su madre, eternamente perseguida por los paparazis. Diana siempre está presente en el relato de Harry, lógico; pero también en el de Markle, que le enseña repetidamente, y no sin cierta cursilería, a su bebé una foto de la princesa enmarcada en una pared explicándole que es la abuelita Diana (mientras más de un espectador abrirá la boca de incredulidad). O detalles como que la cuestión racial los marcó desde el principio, pese a las contradicciones acerca de la misma que presenta incluso la propia Markle. Toca el racismo en todo su esplendor y la Casa reinal de Windsor ya se quejó, al igual que algunos parlamentarios que le dicen al chaval, que se calme, que el Parlamento lo es todo, aunque el reinado de ellos sea eterno y milenario.  

La historia es perfecta. Tan perfecta que tiene héroes, villanos, abuelas centenarias, madres difuntas y casi santas, glamur, riqueza y pobreza, choque de culturas, bebés adorables… incluso un giro de guion con final agridulce. De ahí que con Harry de Inglaterra y Meghan Markle resulte difícil, casi imposible, no deslizarse por la pendiente de la cursilería. El almíbar lo impregna todo; de hecho, es precisamente lo que pretenden los duques de Sussex, lo que llevan buscando desde que se marcharon de la familia real británica hace dos años y lo que, ahora, ansían con el estreno de la primera mitad de su docuserie para Netflix, Harry y Meghan (EL PAIS). Véanla, esta buena. 

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