ESOS LEGENDARIOS YANKEES 

*La cosa más fuerte que posee el béisbol de hoy son sus ayeres. Camelot. 

 

ESOS LEGENDARIOS YANKEES 

 

No era un domingo cualquiera. Había deportes por doquier en la tele. El americano y el soccer y tenis, y cuando vi perder a Kansas de Mahome, me fui a ESPN y encontré a los legendarios Yankees de Nueva York. He narrado algunas veces que, cada que uno va a Nueva York si no ves a los Yankees, es como si no hubieras ido. Narré que alguna vez vi jugar al gran short stop, Derek Jetter en su época grande. Sintonicé ESPN y ahí estaban los Yankees, los famosos Mulos de Manhattan. Sé poco de béisbol, pero tengo amigos que, si lo saben, el güero Lafitte y el Magistrado Beto Sosa y el oriundo de Nopaltepec, tierra de Fidel, Gil Castro Márquez. Sucede que los cronistas estaban atentos al juego porque, a quien llaman El Juez, Aarón Judge, el cronista en el estadio cada que va al bat, dice: ‘Pónganse de pie, que ahí viene el juez’, como en una corte. Pues este juez, californiano, está a punto de entrar a la fama entre los grandes, pues está con 60 jonrones y le falta uno para estar en ese salón de los gigantes, donde Babe Ruth reinó ese récord desde 1927 hasta 1961 (34 años), cuando Roger Maris le rompió con el número 61, que existe una película llamada así (61), cuando Roger Maris y Mickey Mantle, espalda con espalda (back to back) jonroneaban a placer. Esa película enaltece a los Yankees. Luego, de 1961 a 1999 transcurrieron 38 años para que Sammy Sosa y Mc Wire cruzaran esa frontera. El récord lo tiene Barry Bonds con 73 jonrones. Pues me pegué al juego y el juez fue tres veces al bat, cada que era su turno, la gente de pie tomaba sus celulares y a filmar, la familia allí presente, un hit, una base por bolas y un elevado al jardín central fue su participación, luego llegó la lluvia neoyorkina y suspendió el juego. 

 

EL OTRO GRANDE (DEREK JETTER) 

 

Poco después pusieron un documental del shorstop (parador en corto), Derek Jetter, llamado El Capitán, que fue un Yankee y a quien este escribiente vio jugar alguna vez en el nuevo Yankee Stadium, junto a Bernie Williams y aquellos afamados, antes de su retiro y entrada al Salón de la Fama. Derek Jetter alguna vez expresó: “Supe que Joe DiMaggio dijo que él jugaba pensando que un niño por primera o por última vez estaba asistiendo al juego y que ese niño merecía su mejor esfuerzo. Y desde entonces hago lo mismo”. El documental de ESPN es extraordinario, narra la vida y el retiro del pelotero y la ocasión que un primer negro, como él, se convirtió en dueño de los Marlins de Florida, como Michael Jordan de un equipo de basquetbol. En Veracruz les gusta el béisbol. No hay nada más serio que el béisbol, todo lo que necesitas saber está allí: tiene éxitos y fracasos, momentos de compañerismo y momentos de soledad, y tiene un fin, no un reloj, como en otros deportes, sino tiene un fin. Igual en Córdoba y en la Cuenca. Veracruz tiene al Águila, nacido desde 1903, donde apenas por las redes sociales circuló un homenaje al gran Beto Ávila, champions bat. En Córdoba los Chara Mansur con los cafeteros, crearon toda una época beisbolera, como lo hizo el empresario orizabeño, Jaime Pérez Avellá, con El Puebla y por haber sido el hombre que vendió al gran Fernando Valenzuela a los Dodgers de Los Ángeles. Jaime está en el Salón de la Fama del béisbol mexicano (1994). Otro fue Los Gallos de Santa Rosa, aquí cerca en Ciudad Mendoza, de las grandes montañas. Orizaba nada, porque aquí se dio el futbol con Aussin y Chucho Hernández y aquellos legendarios Tiburones Rojos del Veracruz del inolvidable Papá Lajud. Yo sé poco de béisbol, pero ver a estos Yankees buscar y alentar al Juez para que pegue su jonrón número 61, y se ponga al nivel de Roger Maris, el otro Yankee legendario, y estar un poco arribita de Babe Ruth, es algo que la historia registra paso a paso. 

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