EL NUEVO ROCK-STAR POLITICO 

*De Maquiavelo: “La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad”. Camelot.

 

EL NUEVO ROCK-STAR POLITICO

 

Irrumpió en el escenario político de Veracruz, una nueva figura, un nuevo rock-star, se llama Sergio Gutiérrez Luna, llegó a presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados Federal, unos dicen que con el dedazo desde México de Mario Delgado y el tabasqueño secretario de Gobernación, que se brincaron al Cuitláhuac, a Erick Patrocinio, a Gutiérrez Maldonado  y hasta a la fiscala carnala, a la que algunas veces le piden permiso para algo, bueno ni agua va les dijeron y cuando sintieron ya estaba instalado de jefazo. Este político llegó activo y comenzó a recorrer diversos sitios veracruzanos, eso le cayó mal al Cui quien dijo ni conocerlo. O sea, le metieron con calzador su nombramiento y eso calienta, dirían en mi pueblo. Hagan de cuenta que de una película tipo Steven Spielberg llegó en una cometa de otra galaxia y aterrizó en Veracruz. El gobernador dice no conocerlo, al puro estilo de AMLO. Y el diario Reforma le publicó una foto donde van juntos en un acto de la Marina en Veracruz, y se ven a los tres tristes tigres: al góber de Veracruz, al poderoso de prensa de AMLO, Jesús Ramírez Cuevas y al susodicho diputado. El Cui dice que es de otra galaxia y él dice que es de Minatitlán, en su curricula asegura que sí conoce Veracruz y se sabe La Bamba y El Colás y Nicolás, lo mucho que te quiero y el mal pago qué me das, y que ha ido a La Parroquia por un lechero. Cada que aparece en la escena, el Cui se purga. A este lo odia más que a los Yunes, ahora. Nació un 12 de julio de 1976, o sea tiene 45 años. Estudió en la Libre de Derecho de Morales Lechuga, y ahí van puros picudos fifís. Al Cui no le alcanzó para esa escuela. El gobernador le acusó que había sido panista y priísta y una amiga periodista por allí me dijo que trae en su equipo a todos los que operaban los medios con el exgobernador, Fidel Herrera Beltrán, que solo le falta Alfredo Gándara. Ya se dieron un tirito al puro estilo de la 4T, más el gobernador que el diputado, ese mismo ahora declaró como aquel entrenador, Bora Milutinovich, que ‘El respeta’, Bora decía ‘Yo respeto’. Y que descarta cualquier polémica con Cuitláhuac: ‘Estamos juntos en la Cuarta Transformación y debemos trabajar juntos’. Si usted no lo conoce, búsquelo cuando venga, es el hombre del momento en Morena y algunos ya lo ven como avanzada para ser candidato al relevo a la gubernatura de Veracruz. Ay nanita.

 

LOS GRITOS A EXPRESIDENTES

 

Los expresidentes son como los jarrones chinos, muy valiosos, pero no sabes dónde ponerlos. El de España, Felipe González, solía decir: “Los expresidentes somos como jarrones chinos, donde nos ponen, estorbamos”. Algunos salen airosos, la jefa Ángela Merkel, donde la ven la aplauden. Pero en México, en los últimos años modernos, nuestros expresidentes salen apestados. Recuerdo que Adolfo López Mateos solía ir a las funciones de box y le aplaudían. A Díaz Ordaz lo abuchearon cuando inauguró el Mundial de futbol. Luis Echeverría le dieron casa por cárcel, cuando lo juzgaron por los líos estudiantiles del halconazo. Y cuando salieron de gobernar, se fueron por piernas: Ernesto Zedillo entregó la banda presidencial y se fue para nunca más volver. Al extranjero. Carlos Salinas salió maldecido, una vez, unos estudiantes lo vieron en Irlanda y le gritaron: ‘Bandido’.  José López Portillo a restaurante que iba le ladraban los comensales, por aquello de defender el peso como perro. Vicente Fox ahí va, sale poco, pero nada del otro mundo, al igual que Felipe Calderón, que se le ve en el Gran Premio de México, y alguno que otro le silba, pero de ahí no pasa. Cierta vez, estando en Madrid, en la Universidad Complutense asistí a una conferencia del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, que a su gobierno lo habían calificado de mediocre. Nada pasaba con él. Me acerqué y platiqué un poco rato. Iba a Toledo a ver esa grandeza cultural. Todo esto porque al nenorro, Enrique Peña Nieto, saliendo de un hotel de Roma con su novia Tania Ruiz, le gritaron unas señoras mexicanas: “Ratero. Vas a ir a la cárcel”. Así van a ser tratados. La historia los juzga ya. Hay que esperar a este de la cuatroté. A ver cómo le va. Aunque él dice que no va a aparecer a la vida pública nunca más, que se va a su rancho tabasqueño, La Chingada. Bueno, veremos.

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