EN AQUEL AÑO DE CUBA (2009) FINCA VIGIA 

*Por siglos, el mejor recurso de Cuba ha sido su gente. No esos dictadores. Camelot.

 

EN AQUEL AÑO DE CUBA (2009) FINCA VIGIA

 

Rememoro una visita a Finca Vigía, en Cuba, en el año 2009.

“Finca Vigía es el lugar donde vivió el Nobel Ernest Hemingway, por casi 20 años. Se encuentra a unos veinte minutos a la salida de La Habana. El taxi me lleva. Las afueras de la ciudad son como nuestros pueblos cuenqueños, terracería a los lados del camino, casas humildes, palmeras y un sol del carajo. Un arco marca la entrada, hay una señora en el cobro de boletos. Compro el tiquet, económico, cinco pesos con derecho a tomar fotografías. La Finca es de unas cuatro hectáreas, boscosa y con muchas palmeras. Allí Hemingway escribió la mayoría de sus obras: Por quién doblan las campanas, Paris era una fiesta y aquella legendaria, El viejo y el mar, donde dio vida a Gregorio, el pescador del libro y la película que filmó Spencer Tracy.

El escritor solía tomar alcohol a diario, o en el Floridita o dónde se pudiera. La guía me mete por todos lados y me explica bastante, cosas que ignoro, detalles sin conocer. Vivía con 4 perros y 57 gatos y al pie de esa casa está una tumba donde les dio sepultura, una lápida con sus nombres. Dentro de la casa -que solo se puede ver por afuera-, todo lo de Hemingway, su máquina Underwood en la cual solía escribir de pie. Muchos libros. Cabezas disecadas de animales que cazaba en África, su otra pasión, uniforme militar de cuando fue corresponsal de guerra. Ahora mismo se ha digitalizado todo lo que dejó, que fueron testimonios de cartas y escritos miles y la biblioteca Kennedy de Boston mantendrá una copia. Con Fidel Castro Hemingway se vio sólo una vez, en un torneo de pesca. Hay dos fotos señeras en una tienda aledaña, iconos de Cuba, donde venden los suvenires, camisetas, llaveros, gorras beisboleras, me hago de una fotografía con Fidel, los dos personajes de aquella Cuba. Sillones, sala de estar, comedor, biblioteca, todo quedó tal como lo dejó Hemingway. Ahora no hay turismo americano por el embargo y bloqueo persistente, pero cuando venga la apertura, seguro se vendrán miles a ver su forma de vida, en ese santuario donde vivió y logró inmortalizar sus obras”.

 

TOCA EL AGUA

 

Partió de La Habana y el 2 de julio de 1961 se voló los sesos con una escopeta, en Ketchum, Idaho, después de haber recibido descargas de electroshocks, en tratamiento médico en la afamada Clínica Mayo. Camina uno los pasos hacia abajo de la casa, una ladera ahora bien cuidada y un camino encementado. Allí está su barco famoso, Pilar, en homenaje a la virgen de Zaragoza. Una reliquia bien cuidada. Una vez le visitó Ava Gardner, cuando vivía tórrido romance con el torero español, Luis Miguel Dominguín. Junto, una gigantesca alberca donde, aseguran, ella solía bañarse en cueros, desnuda, pues. Cuentan los historiadores que, cuando le llegaban visitas, Hemingway solía decirles: “Toca el agua, para que sientas la piel desnuda de Ava Gardner”.

 

EL CARNICERO Y LOS CARNEROS

 

Hallándose reunidos los carneros, vieron que entraba el carnicero, que tomaba uno de ellos y le mataba; pero no le hicieron caso. Tomó luego otro y también le degolló, pero no se daban por entendidos y solo decían entre sí: “A este tocó, a mí no, dejemos que se lleve a quien quiera”. El carnicero, no obstante, fue tomándolos a todos y matándolos, y finalmente llegó al último, el cual dijo:

—Bien merecido lo tenemos, por no habernos defendido al principio todos juntos para conservar nuestras vidas.

Quien no defiende a tiempo y no ayuda a su compañero, al fin perecerá. Debemos precavernos con tiempo del peligro que se ve venir.

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