POR: JOSÉ MUÑOZ COTA
(In Memoriam)
La luna citadina ya no tiene guitarra
como la luna soñadora de los pueblos.
La noche saca su luna,
le cantan la iglesia, la campana.
El pozo enamorado,
el milperío del coro,
las montañas y el río
contorsionista y maromero…
Yo hubiera preferido
ser jinete del tiempo,
arrendador de vientos;
y sólo soy, apenas,
en esta gran ciudad,
un tendedero triste
de donde cuelgan, a secarse,
noches aventureras
y alegres serenatas.
Pulsa el pueblo su guitarra
y lloran las distancias.
Aquí en la oscuridad
mi alma y la luna
lloran su soledad.