No semejanzas, acaso alguna coincidencia

El presidente Francisco Madero es uno de los símbolos escogidos por AMLO como paradigmas de su CuartaT; Madero figura en la historia de México como “el prócer de la democracia” por su contribución al derrocamiento de la añosa dictadura priista, tal es su mérito para figurar destacadamente en el Movimiento Revolucionario de 1910 y acceder a la presidencia. Pero, por sus acciones en ese sitial de la patria Madero no podría ser catalogado como un genuino creyente e implementador de los principios revolucionarios, acaso tampoco como adversario de los “científicos”, la facción que durante los últimos años de la dictadura porfirista se adueñó de los designios del país y con cuyos representantes integró parte de su equipo de gobierno. Por esto último pronto se convirtió en el presidente más atacado, porque fue el blanco favorito de porfiristas y de quienes habiendo promovido la Revolución fueron hechos a un lado por Madero. Aquel pasaje histórico concluyó con la violenta muerte de Madero, su hermano Gustavo, y del Vicepresidente Pino Suárez. Pero la sangre de Madero irrigó la continuación de la lucha revolucionaria encabezada por Zapata, Carranza, Villa, Obregón, cuya azarosa participación terminó en trágico epilogo, pero germinaron finalmente las instituciones que diferentes gobiernos “emanados de la Revolución” construyeron a lo largo del siglo XX. Ahora, López Obrador se dice que al igual de Madero es el presidente más atacado, pudiera ser, pero son otros tiempos y diferente el contexto. Pero la Historia no se detiene, camina en espiral por los siglos de los siglos.