Los apacibles días de antaño, esos no volverán

Aunque no se quiera vislumbrar problemas (más de los ya existentes) en el horizonte del país, el discurso presidencial respecto al bloqueo a Cuba no alienta optimismo para el buen presagio. Sí, es gesto humanitario el envío de medicinas y abarrotes al gobierno cubano, no extraña porque gobiernos anteriores excepto el lapsus foxista han procedido con igual bonhomía hacia la Isla del Caribe. Aunque no estamos en jauja y no deja de representar un sacrificio económico para los mexicanos, la remesa de 200 mil barriles de petrolíferos a la Isla del Encanto es gesto amistoso y solidario, la interrogante sería si esa ayuda será sistemática como lo hiciera Venezuela en su momento, porque Pemex ya no resiste. Como país soberano México está en libertad de apoyar al país que lo requiera sin buscar autorización allende nuestras fronteras. Sin embargo, corre el riesgo de convertirse en candil de la calle sin alumbrar la gran oscuridad que prevalece en casa propia, contradice el discurso de la austeridad y para nadie es un secreto la penuria del gobierno para conseguir recursos frescos en auxilio de sus grandes proyectos de obra. Ojalá no nos subamos al tobogán con riesgo de acercarnos al borde de la peligrosa pendiente.