ROLANDO, ROLANDO 

*Qué las rondas, si son buenas, y no hacen daño ni dan pena, diría el poeta Lara. Camelot

 

ROLANDO, ROLANDO

 

Sábado de cada 15 días doy mi rol por Veracruz. Había calor pero un viento de mar refrescaba, sorteo siempre la mugre autopista de Capufe, cara, mala, retardada y con hoyos ya en muchas partes de su carpeta asfáltica. Suelo comer en ese puerto, que tiene buenos restaurantes, desde los populares hasta los fifís, o los de aspiracionistas, diría AMLO. Un café en Don Justo, de Manolo Fernández en Plaza Américas y de ahí a rolar un poco, me tocó llegar en esos días que, un correo circulaba de que era un aniversario, cuando hace 503 años, presente lo tengo yo, Juan de Grijalva descubrió una isla donde encontraron sacrificios humanos, y de ahí la llamaron así: Isla de Sacrificios, en Veracruz. Qué permanece cerrada porque ya los humanos depredadores, contagiaban sus tierras y sus playas. El presidente AMLO llegó al norte de Veracruz y puso como trompo chillador, al titular de la SCT federal, sucede que encontró los caminos como el rey Tojo: Tojodidos, y el reclamo presidencial le alcanzó. Ahora ese hombre, tendrá que ir desde mañana a tapar baches como pueda. Otra sorpresa que encontré, es que el Ayuntamiento de Boca del Río comenzó a quitarle lo oxidado al Puente de La Amistad, hecho en tiempos de JDO y Salvador Manzur, que estaba muy deteriorado y el turismo lo veía con malos ojos, lo pintarán y quedará rechinando de limpio. Otro que parece que el gobernador Cuitláhuac García le jaló las orejas, fue a su titular de Obras Públicas (SIOP), sucede que el regresar a casa salí por la parte de el Dorado, donde está la plaza y los fraccionamientos, y grande fue mi sorpresa que ya habían pavimentado con asfalto la parte desde allí a la desviación de Alvarado. Bien por eso, ahora solo le falta que terminen pintando la raya central, porque en la noche no se ve la división, y ojalá, por ahí no he ido últimamente, fueran a darle una manita de gato a la desviación a La Tinaja, en la Y Griega, que este tramo donde existía una gasolinera estaba para llorar. En ese inter de caminar en plazas, saludé al exdiputado, Juan Enrique Lobeira, de a lejitos en su café cotidiano, el papá orgulloso de la hija alcaldesa, alcanzó a gritarme: “Te sigo leyendo a diario, en Notiver”. Y se lo agradecí. Después, una comida en La Estancia de Boca en plaza Andamar y, para orgullo de todos, se está revitalizando la economía, hay más gente comprando en plazas y más gente en restaurantes y eso ayuda a los empleos de meseros y servidores turísticos. Aunque no descuidemos los cubrebocas y sana distancia y la higiene en las manos.

 

LA NAHLE Y SHEINBAUM

 

Cuentan los politólogos avezados, que en el corazón político y sentir del presidente solo hay dos mujeres a la vista, listas para abordar el barco. Una es Claudia Sheinbaum, que sobrevivió al tsunami de la trágica Línea 12 del Metro y, si hubiera sido carrera de caballos, a Marcelo Ebrard le habría sacado tres cuerpos. Está lista para ser llamada, cuando llegue el momento, como candidata presidencial. La otra mujer es Rocío Nahle García, secretaria de Energía, mujer zacatecana que se le mueve su corazoncito para ser la primera gobernadora de Veracruz. Y alguien por allí me comentó que, cuando andaba en campaña por la senaduría, llegó a Tierra Blanca a la estación de radio XHJF, y allí en entrevista con Ana María Vela, dijo que quería mucho a ese pueblo y a la Cuenca del Papaloapan, pues su marido era originario de Joachín, y desde ese día que lo supe, la dejo de nombrar zacatecana y la imploro por partida de nacimiento, como cuenqueña de corazón y de raíces. Y que la fuerza la acompañe, diría el clásico en la Guerra de las Galaxias. Además, a ella se le debe el triunfo electoral en Veracruz. Cuentan los que saben de estas cosas, que el presidente AMLO le encargó Veracruz y entregó casi carro completo, se comieron todo. Nada dejaron, aquello parecía desierto después de una guerra. “Y dejaron esto hecho un desierto, y le llamaron paz”, decía Tácito de los romanos, cuando arrasaron pueblos como Cartago, en las dichosas Guerras Púnicas. Y solo les faltó labrar la tierra con sal, para que nada volviera a florecer.

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