LA PELIGROSA AUTOPISTA CAPUFE / Gilberto Haaz

*Los caminos nuestros son de muerte. Camelot. 

 

LA PELIGROSA AUTOPISTA CAPUFE

 

Para quienes vivimos en esta zona, cordobeses y orizabeños, mendocinos y rioblanquenses y nogalenses, hay días que por necesidad hay que ir a México o a Puebla. Y pues uno tiene que treparse a esa mugre y cara y mala autopista de Capufe, en Esperanza, y bajar con el Jesús en la boca, porque en la temporada de invierno hay una neblina que no te deja ver más allá de la trompa del auto, y crea, por consiguiente, accidentes dolorosos donde la muerte luego se asoma. He intentado por años, y les he escrito en sus tuiters a los inútiles directores de la SCT y Capufe, desde aquel difunto de Peña Nieto, Gerardo Ruiz Esparza, y al de AMLO, Javier Jiménez Esrpiú, que llegó y se fue por la puerta de atrás, que esa bajada de la cumbre de Esperanza tiene una solución. Hay que ponerle luz y reflectores a los kilómetros de bajada, que no son muchos, y entonces seguro los accidentes bajan. Con lo que cobran tienen para iluminarla toda. Encima de ello, hay asaltos en esa zona, despojan a la gente de lo que pueden. Pero en México nuestras carreteras y autopistas están hechas para que nos matemos, o nos asalten impunemente. Mucha gente de Veracruz y Boca del Río, cuando van a México, prefieren irse por el tramo de Xalapa. Lo comento porque ayer un amigo cordobés me llamó y me preguntaba si sabía qué pasaba -como si yo trabajara en la 4T-, pues llevaba dos horas detenido en la bajada de Esperanza a Orizaba. El 074 de Capufe, congestionado, ni quien te pelara. Pues lo que pasó fue que 7 autos se alcanzaron y hubo un muerto y 7 horas detenido el tráfico. Terrible, estos meses esos accidentes se van a ver muy seguido. Son las cámaras de Comercio y la Coparmex y los Consejos Coordinadores Empresariales de la región, los que deben meter presión a Capufe para que, a la brevedad posible, vengan y pongan iluminación en esta zona de descenso. Si no, van a seguir contando muertos.

 

LAS REMESAS CUBANAS

 

Enloquecido, el presidente Donald Trump no busca quién se la hizo, si no quién se la pague. Anda como loco, después de su derrota amarga. Amenaza y corre a sus directores a los que culpa de los votos en contra, se llame FBI o CIA o cómo se llame. Es peligroso, pero el Ejército tiene las llaves para que no haga una locura. Apenas leo en El País, que enojado firmó una orden presidencial, para que la empresa Western Union deje de operar las remesas a Cuba. La Western es la empresa donde los cubanos radicados en Estados Unidos, como los de México, envíen sus remesas a Cuba. Es cierto que a ese régimen lo tienen congelado por su comunismo y sin elecciones libres, pero quitarles las remesas es un crimen de lesa humanidad. ‘Cada mes, la Western Union realiza 240.000 transferencias a Cuba desde EE UU. Son 2,4 millones de dólares al día, 72 millones al mes, 864 millones de dólares al año —sin contar los envíos desde otros países como España o México’. Al año, cubanos radicados, la mayoría en Miami, envían unos 3 mil 600 millones de dólares. Pero tiene poca vida esa prohibición, ayer mismo Joe Biden, el candidato demócrata ganador, dijo que en cuanto llegue a sentarse en el Salón Oval, el 20 de enero, revertirá esa medida y los cubanos seguirán gozando de los 100 o 150 dólares que envían a cada familia. Bien por eso.

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