Enrique Olivera Arce

En esta azarosa época de incertidumbre y falsas esperanzas que obliga, lo mismo a usar cubreboca por la pandemia, que paraguas por la salpicadera de mierda en la guerra mediática entre AMLO y sus oponentes, no hay nada más cierto y a todo aplicable, que la teoría de la relatividad. Si en el Universo, en su infinitud, todo es relativo, cuanti más la moral y la ética en la pueblerina democracia mexicana donde todo es simulación y engaño. Mi reflexión en solitario confinamiento viene a cuento ante los dimes y diretes en torno a la embarradera del sistema político nacional, que obliga a pensar que tan inmoral y deshonesto es ocultarle ingresos al INE como el que éste órgano, presuntamente autónomo, le autorice y otorgue miles de millones de pesos de los contribuyentes a partidos políticos que no representan a nadie. No son peras ni perones, todo es relativo, como relativo es el meterle la mano al cajón ajeno frente al descomunal saqueo de la riqueza nacional.