LOS QUE NO SE RINDEN 

*Después del fracaso de no calificar a la ronda de Champions, la Juve corrió a su entrenador, Maurizio Zarri. Falta que Real Madrid eche por la puerta de atrás al otro inútil, Zidenine Zidane. Camelot 

 

LOS QUE NO SE RINDEN

 

Uno suele verlos por las mañanas, tardes y noches, buscando como llevar el sustento diario a casa, sustento que se ha perdido por la pandemia y la inutilidad de los gobiernos, federales, estatales y municipales, por dotarlos de, mínimo, apoyos económicos para aquellos que han perdido sus trabajos. En México hablan de hasta 12 millones de ellos, los que estaban en el IMSS registrados y los que no, los de la economía informal. Y es la especie de mexicanos y mexicanas luchadores, que no se rinden, que por las mañanas caminan en cuanto abren los negocios en el centro histórico, a ofrecer las tortas, gelatinas, pambazos, jugos, vasos de leche, lo que puedan vender a los empleados comerciales y a quienes les compren en las calles, una arteria muy comercial. Meseros se vieron por el área de Plaza Valle solicitando ayuda económica. Un grupo de abogados se puso a hacer tortas afuera de los juzgados, donde no se trabaja, buscaban vender su mercancía. Ola señora que, desde casa, arregla ropa y cose en su máquina Singer. Y si no, ahí están los músicos ambulantes, que como en los sitios de cualquier país, lo mismo están tocando como buenos organilleros, que un violín o una trompeta algo desafinada. Por igual los pedigüeños, un invidente canta desafinado aquí una de Jorge Negrete, y tiene a su lado una canastita pequeña para las propinas. O el señor campesino, que no se rinde sentado al pie de un quicio de un aparador comercial, pintando canas en su cabellera, con su guitarra y sus huaraches y chamarra en tiempo de frio, junto el morral donde le depositan las monedas, una estampa de trabajo honesto. Luego, por las tardes en los rumbos donde se vive, se les oye gritar con voz de barítono, la venta de tamales: “Tamaleeeessss”, grita uno muy fuerte. Y ahí va uno a comprar los de masa o cernidos o de sabores, que hay unos hasta de chocolate. Igualmente el que grita comprando fierro viejo. O el panadero que oferta su pan y lleva los volovanes ricos de pollo y de atún. Son esa especie de mexicanos que no se rinden. Aquellos que el maldito virus no ha doblegado, aquellos que la incapacidad y negativa de los gobiernos por brindarles unos apoyos económicos, nunca vieron llegar. Son los héroes de sus casas, de cuando llegan con el producto de la venta y ven sus pequeñas utilidades, sus hijos y esposas o hermanas o madres, les darán seguramente las bendiciones. Nada hay peor que estar sin trabajo. Nada hay peor que rendirse. Bien por ellos, son esos mexicanos y veracruzanos y orizabeños, hombres y mujeres que no se rinden. Dios les siga ayudando.

 

QUINCY JONES (NETFLIX)

 

Enclaustrado por la pandemia, uno busca donde motivarse. O leer o ver Netflix. Ayer mismo, husmeando en el catálogo de Netflix, encontré una vieja cinta de Quincy Jones, el excepcional músico y arreglista de antología. El compositor que descubrió a Michael Jackson, bueno no lo descubrió, ya Michael andaba con los Jackson Five, pero fue el mismo que llegó a elevarlo a los altares de los inmortales, cuando realizó aquel disco que sigue siendo el más vendido en la historia discográfica y el documental del video de 14 minutos, el más visto del mundo por cerca de mil millones de personas, ese famoso Thriller, cuando Jackson danza entre los zombies muy a la Boris Karloff. Documental producido por su hija, el ganador de 25 Premios Grammy poco a poco va relatando su vida precaria desde los suburbios pobres de Chicago, hasta encumbrarse con la realeza de la música, entre los que sobresalían Paul Mc Cartney, Los Rolling Stones, y toda esa gama de estrellas. Repasa su música, sus tres matrimonios y sus 7 hijos, hasta llegar a la inauguración del Museo Smithsoniano Afroamericano en Washington (2016), que les inauguró el presidente Obama, el primer negro en la presidencia, y Quincy es factor principal de ese evento, donde congregó a todos los picudos del arte y la política, desde Tom Hanks hasta Colin Powel. Buen documental. Pueden verlo.

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