AQUELLA CADENA NACIONAL

*Pérez Reverte: “Decía el filósofo Diógenes, el del farol y el barril, que para caminar seguro un ser humano debe contar o bien con el estímulo de unos buenos amigos o bien con unos enemigos pertinaces en su odio”. Camelot.

 

AQUELLA CADENA NACIONAL

 

De los que somos de Parchis para acá, y que esta generación no debe conocer, era aquel tema recurrente cuando el Supremo Gobierno pedía a los radiodifusores del país y a todas las cadenas de Televisión, que se encadenaran porque el Tlatoani mayor iba a dar un mensaje a la nación, no importa lo incipiente que fuera, y no importaba si jugara México y su selección. Los radiodifusores, amparados en la Cámara de la Industria de Radio y TV (CIRT) la bebían o la derramaban, la bebían, pues. Eran los tiempos que solo gobernaba el PRI, y cada que un presidente mexicano salía del país, al regresar desde el hangar presidencial hasta Los Pinos o Palacio Nacional, dependiendo el destino, las televisoras y radio cubrían todo, no había clases, se suspendían, las vallas eran fenomenales, en un auto descubierto Mercedes Benz, los padres de la patria mexica se dejaban querer por su pueblo amado. Me lo merezco, decían entre susurros. Jacobo Zabludovsky era el encargado de contar los aplausos y cuántas veces interrumpían al gran señor. La numeralia del deseo amarte. No recuerdo con exactitud cuándo dejaron de amarrar estas cadenas nacionales, pero en tiempos de Fox, Calderón y Peña ya no se estilaban. Cuando había un mensaje importante, la pedían, pero no pasaba de cinco minutos. Además, el supremo gobierno no paga el tiempo, como son entes concesionados, era de gratis, a diferencia de Estados Unidos, que también al ser concesionados cuando el Gobierno pide tiempo de TV, lo paga, se ignora aquí en qué momento se les ocurrió que era de gratis, los empresarios de la radio, los grandotes, vivían un amasiato con el gobierno, uno de ellos, el más grande de todos, El Tigre Azcárraga, se nombró ‘Soldado del PRI’, y los mariachis callaron. Recuerdo dos actos cuando llegó De Gaulle y JFK en tiempos de López Mateos, a quien el presidente todas las mañanas preguntaba a su secretario particular: ¿Qué toca, Humberto: viaje o vieja? Aquello fue sublime. De Gaulle desde Palacio Nacional tiró un memorable discurso de memoria, letra a letra, y JFK ya era amado, allí valían la pena las cadenas nacionales. Toco el tema porque a la 4T le entró el síndrome del priísta que todos llevamos dentro, y pidió la secretaría de Gobernación Cadena Nacional, porque el presidente AMLO se quiere festejar al año de que ganó su elección. No mamy blue. Quién sabe quién les aconsejó esa jalada, o si Jesús Ramírez, el jefe de Medios, no le dijo al presidente, que debe saberlo, que eso era de los dinosaurios y que la gente siempre reprochó esos actos faraónicos. Quizá Jesús estaba muy joven pero Monsiváis lo escribió muchas veces, y él era pupilo del gran Monsi. Leí temprano en Crónica Tierra Blanca, que la secretaría de Gobernación echó marcha atrás en esa jalada de Cadena Nacional. Qué bueno, quien lo quiera ver, habrá algunas televisoras que lo trasmitan, las de noticias: Foro TV, Imagen, Milenio, yo me iré a ver la estupenda serie ‘Bolívar, una lucha admirable’, en Netflix, una que es de 60 capítulos y está bien hecha, la que el dictador Nicolás Maduro está en contra de ella, porque exhibe las desigualdades y atrocidades. Buena serie, véanla.

 

EL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL

 

En letras de oro, en el sagrado recinto de la Cámara de Diputados, abajito del nombre de Lázaro Cárdenas, que fue el presidente que tendió la mano a tantos republicanos españoles que llegaron a México huyendo del golpe de estado y la dictadura de Franco, allí nomás tras lomita, los diputados y diputadas fijaron el nombre del Exilio Republicano Español. A 80 años de aquella gran hazaña humanitaria, donde llegaron a México intelectuales que crearon El Colegio de México, entre ellos el gran León Felipe, que necesitaríamos todo un libro para fijar aquella digna y noble postura mexicana, entre ella los niños de Morelia, 456 menores, hijos de republicanos españoles que llegaron en el barco de vapor, Mexique, donde en Orizaba se quedaron dos de ellos, cuya foto del gran Lázaro Cárdenas con uno de ellos fue portada de grandes libros. El gran y talentoso Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara, dijo: “El exilio republicano español a México es una de las más grandes hazañas políticas, diplomáticas y morales del Siglo XX: celebra el triunfo de la memoria contra el olvido y la supremacía de la política regida por principios. El diputado presidente manifestó que ese acontecimiento enriqueció nuestra cultura y convivencia social, a nuestros maestros, artistas, científicos, profesionales y al laborioso pueblo de cepa española. Las letras de oro que develamos hoy hacen perdurable la intención y la realización de esta gran hazaña. Devolvemos con esta placa lo que hemos recibido. Vuelve perdurable a la intención, a la conversión de la tragedia en vida nueva y larga esperanza. Así como honramos a los trasterrados, se recuerda también al gran estadista que entendió su tiempo como ninguno, combatió las dictaduras y organizó personal y generosamente el tránsito de los refugiados, el general Lázaro Cárdenas del Río”. Y remató: “¡Que vivan las migraciones, que viva el México de los pueblos y las naciones!”.

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