LLORAR SIN PENA

*De Santa Teresa: “Se derraman mas lágrimas por las plegarias atendidas  que por las no atendidas”. Camelot

 

LLORAR SIN PENA

 

El confinamiento nos tiene atarantados, aturdidos, pero no hay de otra. Vivimos en Veracruz el semáforo rojo y sabemos por ratos quienes están luchando por su vida por el maldito Coronavirus. El tedio nos hace lamentarnos a veces, la mayoría se nos va en leer y ver cintas exitosas, o de catálogo como ahora inundan en Netflix y Roku. La computadora del Netflix trabaja a la perfección, cuando se deja una película a la mitad, al otro día te recuerda que termines de verla, como si fuera un Cicerone. Entre el celular y esos otros detalles, la vida se nos va en el semáforo rojo, donde por ahora sigue Veracruz. Y es cierto, como comentan muchos, ya estamos conociendo a gente que antes no se infectaba, y algunos conocidos muriendo. Por eso cuidado, todo con cuidado. Entre lo que uno lee, encontré a una talentosa escritora del diario El País, Nuria Labari, le leí de inicio a final un texto de que es hora de salir a llorar. Lloren donde puedan, así sacan todo de su pecho. Si ven una película de esas de ganas de llorar, háganlo, dicen los médicos que el confinamiento nos tiene en otras enfermedades, por ejemplo, la colitis nerviosa, que se da por el encierro. “Empezamos con la consigna de que una pandemia es una guerra y hemos acabado convencidos de que no tenemos derecho al consuelo hasta que el enemigo haya sido derrotado. No es momento de llorar sino de luchar, nos han dicho, y yo digo que no, no en mi nombre ni en el de todos los que tragan lágrimas cada día. Por eso la mejor manera de enfrentar la crisis es llorar. Incluso cuando no tengamos muchas ganas. Llorar por todos lados, el tiempo de los héroes no ha pasado, pero tampoco el de los frágiles humanos”.

 

QUE TANTO ES TANTITO

 

En el mismo diario leo un artículo de Darinka Rodríguez, de cómo los mexicanos utilizamos el diminutivo: ¿Tiempito o tiempecito? Los diminutivos son una cosita que amamos en México. Como dice el refrán: ‘¿qué tanto es tantito?’. O como dicen en mi pueblo cuenqueño: “Apretó fuerte aquellito”. Aunque eso suena más a albur.

Hay una cosita que a los mexicanos encanta: los diminutivos. Cuando nos referimos a alguien como “chiquito” o pedimos un “vasito” de agua, ofrecemos un “tequilita” y también pedimos que hablen más “quedito” cuando se requiere de silencio. Es un recurso muy usado en México para ser gentil o demostrar cariño, dice a Verne Concepción Company, investigadora emérita de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Lo cierto es que no todos los diminutivos que se usan en México se usan para expresar cariño. “Cuando alguien dice ‘no seas tontita’ con un alargamiento en las sílabas, lo que está refiriendo es que es más que tonta”.  La lingüista también indica que existen mecanismos de atenuación de racismo. “Decir prietito o negrito, donde el diminutivo no acentúa sino que aumenta y lo hace despectivo, algo que también se hace mucho en México. Al mismo tiempo, los mexicanos hacen uso de diminutivos en zonas semánticas que no son posibles de ser disminuidas como ahicito, una expresión que se usa en el centro de México. “Decir un segundito, ya que un segundo que se trata de una unidad de tiempo que no se puede disminuir, y sin embargo, se hace mucho.

 

También, la famosa expresión ahorita, que tiene tres relaciones de tiempo: ahora mismo, más tarde o nunca. “Los mexicanos reforzamos el ahorita con un extra y decimos ahorititita, que quiere decir ‘en este mismo instante”. O el locochón Perro Bermúdez narrando: “Tiritititooooo”.

El uso de diminutivos en México tiene una fuerte herencia de lenguas indígenas, en particular del náhuatl. “Por ejemplo, el vocablo náhuatl mazatl en su significación específica de ciervo o venado, cuyo diminutivo puede tener diferentes formas, según el punto de vista desde el cual se considera dicho animal”, refiere. “A un venadito recién nacido o por lo menos de corta edad se le llama mazaconetl (cervatillo); a uno pequeño o de baja estatura se le denominaba mazatepito”.

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