ALCALDESA CON MIEDO (VIRIDIANA BRETON)

*Churchill: Nunca desperdicies una buena crisis. Camelot.

 

ALCALDESA CON MIEDO (VIRIDIANA BRETON)

 

Aquí arribita, en esta zona de las Altas Montañas, una alcaldesa de un pueblo serrano y cafetalero pide a gritos auxilio y teme por su vida. La leí en El Buen Tono. La amiga, Viridiana Bretón Feito, gran periodista que llegó a la alcaldía de ese pueblo por el PAN, la cual ha mantenido muy buenas relaciones con el gobernador Cuitláhuac y con su segundo de a bordo, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, a quien han visitado en ese pueblo y apoyado con obras. Dice la alcaldesa: “Temo por mi vida pero no me voy a arrodillar”, y aclara que el Síndico de su comuna le está pidiendo que renuncie o la va a levantar. Y como en esta zona una alcaldesa de Mixtla de Altamirano fue asesinada por su síndico, pues tiene miedo, mucho miedo. El tipo la fue a demandar por alguna obra y ella por igual lo demandó en la Fiscalía. El asunto es que la alcaldesa suplente falleció y el síndico encuentra allí un hueco para ser él mismo el designado. Así lo acusa Viridiana.

 

AQUEL HOTEL DEL PRADO

 

En el confinamiento, cuando anda uno leyendo los libros viejos, los buenos, los clásicos y los populares, vienen también a la memoria viejos recuerdos. Y no sé porque me acordé de aquel mítico y legendario Hotel Del Prado, inaugurado en 1947, ubicado en la avenida Juárez frente a la Alameda. Que el mal día que llegó el temblor de septiembre de 85, no lo derrumbó esa mañana de las 7:20, pero lo dejó tan mal herido que poco después tuvo que ser derribado. Enfrente estaba el Hotel Regis, donde muchos veracruzanos perdieron la vida ese día que la tierra tembló, en Juárez y Balderas. Y me acordé del hotel Del Prado porque allí mismo, cuando me hospedaba, había una librería y un Sanborns y en el lobby el afamado cuadro de Diego Rivera, ‘Sueño de una tarde dominical en la Alameda’. El panzón, como le decía Frida Kahlo, dijo de ese cuadro: “La composición [del mural] son recuerdos de mi vida, de mi niñez y de mi juventud y cubre de 1895 a 1910. Los personajes del paseo sueñan todos, unos durmiendo en los bancos y otros, andando y conversando”. Esa obra, Patrimonio de la Humanidad, se encuentra en el Museo Mural Diego Rivera, desde 1986, en el Centro Histórico de México. Para transportar la obra desde el hotel se recortó la pared que sostenía al mural, posteriormente se usó una estructura de metal para soportar las 15 toneladas de peso y que hasta el momento se conserva.

Frente había unas mesitas de bar, allí tomaba una copa a eso de las 8 de la noche cuando se regresaba a pernoctar al hotel cuando, de repente, venia el hombre con un séquito de guaruras, no tantos como ahora cuidan a los funcionarios de seguridad. Era Arturo Durazo Moreno, El Negro, general habilitado por la gracia presidencial, amigo del presidente López Portillo, con quien practicaba box. No había tanto narcotráfico y las bandas estaban controladas, Caro Quintero a lo sumo vendiendo mota, una prueba de ello fue cuando unos colombianos se atrevieron a robar un banco y la gente de Durazo los liquidó y los mandó a que nadaran de a muertito al rio Tula. Le operaban Sahagún Vaca y Nazar Haro, temibles y había que andarse con cuidado. Le tocó a Durazo el caso del matrimonio Flores Izquierdo, cuando el nieto mató a los abuelos. Ahí le vi pasar, con su uniforme y su gorra, pasó a mi lado y me saludó. Me sentí famoso por ratitos. Luego me encaminaba a la librería Del Prado, por los libros. Y me acordé que Durazo, en aquel tiempo sostenía un clinch con el mejor periodista de México, Julio Scherer, ex director del Excélsior y editor y director de la revista Proceso. Un día, contó Julio, se lo encontró y el majadero Durazo le dijo: “Me gustas pa’ …uto y pa’ cogerte”. Reviró don Julio: “Si es por la fuerza, seguro que sí, pero si es por la inteligencia, quien te coge a ti soy yo”. Fin de la discusión.

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