De mil 392 empleados del barco, 970 permanecen en la nave después de poco más de dos meses de encierro

José Ángel Rueda | ESTO

Pese a todos los intentos por hacer el encierro más llevadero, la puerta de la oficina de Aurora no deja de sonar. Uno tras otro se escuchan los golpes sobre la madera. Cuando se abre, aparecen ojos expectantes, llenos de preguntas que no tienen respuestas.

Por más que Aurora quisiera decirles que todo terminará pronto, en realidad no lo sabe. Lo que sí sabe es que, en todo caso, ella será de las últimas en bajar del barco, porque su prioridad es que todos los trabajadores regresen con bien a sus países. La escena se repite con insistencia, pero el desenlace no cambia.