ENRUTADO A VERACRUZ 

*La única persona en tu camino eres tú. Es hora de dejarla ir. Piérdete. Camelot. 

 

ENRUTADO A VERACRUZ 

 

El viernes pasado todo era un merequetengue. Había que ir a Veracruz a la primera comida del año con mi hermano Enrique y el médico veterinario zootecnista, Fernando Pavón, que en sus ratos de ocio es cronista de Tierra Blanca en el puerto, Rico no llegó porque andaba malito. Mi problema era cómo sortear llegar al destino. Esa mañana la cola de Capufe y su mugre autopista de Fortín estaba a 15 kilómetros, hasta el PIVO. Las autopistas son un desastre, cuando no es Chana es Juana, una noche antes una pipa volcó en la Laguna de Nogales y detuvieron el tráfico por 5 horas, cuando estos inútiles debían llevar grúas y abrir un espacio del otro carril para desfogar el atasco, pero solo son buenos para cobrar. Pues allí me tenéis yendo por los caminos del sur, Robert Frost dijo: ‘dos caminos se abrieron ante mí, pero tomé el menos transitado y eso marcó la diferencia’. Tomando Cuatlapan, por la zona del viejo Fortín, allí donde JDO tenía su rancho El Faunito, ante una bella vegetación, llena de pinos y maleza verde, bella como Suiza, fuimos cruzando Córdoba y llegando a la carretera de la YCA en Tinajas, solo había que cuidarse porque es carretera peligrosa, de los cañeros que luego ya también utilizan tráileres rabones de doble cabina. Llegué a La Tinaja y para mi sorpresa descubrí que el gobernador Cuitláhuac no ha arreglado ese sitio donde antes había una gasolinera y un restaurante y una parada de autobuses. La tiene abandonada, pero eso sí, va a devolver 4 mil 500 millones de pesos de dinero no ejercido a la Federación. En el periódico del día, el mismo gobernador dijo que la ampliación de la caseta de Fortín costaría hasta 8 mil millones de pesos. Y eso qué, diría Kamalucas, ni qué fuera tú dinero, gobernador. Además, se quejó que esos de Capufe se hacen como el tío Lolo y que a él ni caso le hacen y que, por último, ya no se haría en su sexenio que ya termina. Adelante vi los dos puestos donde venden las cremas y los quesos y las natas, Capulines es uno, sitio donde antiguamente hace 50 años paraban los ADO que iban de la Cuenca a Veracruz, como una escala, pero más adelante, me dijo el biógrafo Pavón está la cremería El Mangal, allí bajé por una dotación, pasé el campo Cotaxtla, y llegué a Veracruz, por Boca del Rio-El Dorado. 

 

EN EL CAFÉ DON JUSTO 

 

Del café don Justo, donde es nuestra primera parada para escoger el lugar donde comer, mi hermano como guía nos llevó a El Conchal, donde hacia una veintena de años no habíamos ido, ya no existe más que un restaurante de mariscos frente al rio Jamapa, que lleva buena corriente y uno se toma una foto como si se estuviera en Venecia, pero sin los canoeros que visten sus camisas rayadas. Pasan los yates pequeños de quienes allí viven. En la puerta encontré a un pescador, recogía los ostiones en su concha y en una cubeta llevaba cuatro o cinco cientos. Le compramos unos, para hacerle el gasto. Son los pescadores de esa zona, que un tiempo fue un paraíso de restaurantes y ahora hay solo uno, como aquel personaje pescador de Hemingway de El viejo y el mar, el tal Santiago: “Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos”. Comimos un coctel de camarones, una sopa de mariscos, tortillas a mano, pulpos a las brasas y un robalo que ni mi rey de España comería, con unos frijoles y arroz veracruzano. De campeonato. Luego, a sufrir con el regreso, pero esa es otra historia para otro día. 

 

OBITUARIO (JESUS GONZALEZ) 

 

Hace días supe del sensible fallecimiento de Jesús González, empresario y buen hombre, accionista de Kimberly Clark y hermano de Claudio X. González, una gente muy ligada a esta Orizaba, donde aquí dejó y sembró amigos, que lamentan su fallecimiento. A su muerte, era director de Planificación Estratégica de Operaciones de esa empresa que es líder en venta de productos de papel. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), donde formaba parte, lamentó en una esquela el fallecimiento de Jesús Armando González Laporte, y extendió su pésame a su esposa, hijas e hijos, nietos y hermanos. Descanse en paz. 

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