LA PRENSA NO SE TOCA 

*“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. George Owell. Camelot.  

 

LA PRENSA NO SE TOCA 

 

Emulando la frase de ‘El INE no se toca’, un grupo de reporteras y reporteros de la fuente del Congreso, una de ellas tuvo un clinch con un macuarro legislador morenista. Cuando la mujer le soltó la pregunta, el diputado volteó a verla y creyó que así la insultaba, diciéndole: ‘Usted trabaja en el INE’. La mujer, Margarita Nicolás, no dejada como las buenas reporteras, le reclamó esa ofensa: “Soy periodista, reportera”, le reviró. El otro malcriado no sabía dónde meterse. Entonces comenzó la rebelión al grito de ‘La Prensa no se toca’, emulando al INE que quiere desaparecer AMLO, los reporteros abandonaron el Congreso, en protesta por esta insolencia. El país está lleno de odios, los hunos y los hotros, por parafrasear a Unamuno, se odian con odio jarocho, los chairos a los conservadores y así nos vamos, alentado todo esto desde las mañaneras. El incidente no terminó allí, la cúpula de Morena queriendo limpiar su rostro sucio, enviaron a los reporteros y reporteras unas tortas y un chesco. Eso los calentó más y las enviaron de regreso, poniéndole en el unicel donde iba la comida, la leyenda: ‘La fuente no se toca’ y ‘El agravio no se limpia con una chayo torta’. La relación de los morenistas con la prensa es la misma que tiene su comandante en jefe, de desprecio, quitando a sus corifeos de las mañaneras, incluido Lord Molécula y a sus moneros y a Jenaro Villamil, su empleado de medios, los periodistas son un mal para Morena. Les molesta la crítica, no la toleran y donde pueden insultan. Habría que aplicarles la máxima de Julio Scherer, cuando uno de sus reporteros llegó a quejarse de que un político lo había insultado, el maestro Scherer le dijo: ‘Ignóralo, no lo vuelvas a mencionar, mata más el anonimato’. Y así fue, tiempo pasó y el político buscó al reportero para limpiar ese agravio. Otra historia pasó, pero esta la cuenta Pérez Reverte, el escritor de 4 millones de lectores. 

 

PEREZ REVERTE 

 

Hace unos días, este periódico (El Mundo de España) premió a Arturo Pérez-Reverte. Como agradecimiento, regaló a la profesión periodística un manotazo que el auditorio aceptó sin rechistar. Contaba el escritor que, cuando tenía 16 años y frecuentaba el diario La Verdad de Cartagena para ganarse algún día la vida como reportero, su jefe le pidió que entrevistara al alcalde, algo que le aterró. Así lo recordó: «El veterano me miró con mucha fijeza, se echó atrás en la silla, encendió uno de esos pitillos que antes fumaban los viejos periodistas, y dijo algo que no he olvidado nunca: “¿Miedo?… Mira, chaval. Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti”». 

 

EL DE KENNEDY 

 

El presidente Kennedy cautivó a la prensa americana. Supo con su carisma sortear tempestades y a los medios los embrujó. Su jefe de Prensa fue Pierre Salinger, pero fue el gran escritor Ted Sorensen, que a su muerte y asesinato publicó una de las biografías más completas del presidente, quien lo sublimó. En sus memorias, el difunto Ted Sorensen, escritor de discursos y uno de los asesores más cercanos de John F. Kennedy, recuerda que el secretario de prensa del presidente Clinton, Mike McCurry, alguna vez le dijo: “Todos los que vienen a Washington quieren ser tú”. Lo que McCurry quería decir era que, décadas después de que Sorensen hubiera dejado la Casa Blanca, los recién llegados a la capital de la nación todavía buscaban amoldarse a él, todos querían ser el joven asesor que trabaja cerca de un presidente inspirador, en quien éste depositaba la tarea, políticamente sagrada, de convertir sus pensamientos en palabras. Sorensen, sin conocerlo llegó con Kennedy cuando era Senador y le pidió trabajo, sin ninguna recomendación, con el olfato de JFK lo contrató de inmediato, para formar parte de ese gran gabinete que las balas de Dallas derrumbaron. 

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