MI PERIPLO POR CORDOBA 

*Y cuando se viaja, se aprende. Camelot.  

 

MI PERIPLO POR CORDOBA 

 

A Córdoba se llega por la dificultosa y retrasada autopista de Capufe, sede Fortín. La ida por los días no es problemática, es el regreso donde hay colas y colas de automóviles y camiones doble carga. Allí hay que apretar aquellito. Fui de pisa y corre a un café en Los Portales con el notario Alejandro Herrera Marín, luego unas fotos al hotel Zevallos, tradición donde se firmaron los Tratados de Córdoba entre el Virrey Odonojú y el gran Agustín de Iturbide, eso lo leí en Wikipedia, no crean que soy tan estudioso. En el café se ve imponente su bello Palacio Municipal, ahora el alcalde se ha puesto las pilas y remodela ese parque, frente a Los Portales, en ese sitio abundan los marimberos y músicos y uno que otro bolero, no el que los canta, el que nos da bola y limpia los zapatos, al que no había visto desde tiempos de Pandemia. Escribo estas líneas un día después, siguiendo el consejo de Ernest Hemingway, que, cuando anduvo por Paris y escribió Paris era una fiesta, dijo: “Nunca escribas de un lugar hasta que estés lejos de él”. Eso hago. Hacia buen tiempo, el aire pegaba fresco como si se estuviera cerca del mar. Tierra de café y de cafeteros, los Portales siempre abrigan a los amigos a saborear un cafecito, y a uno que otro chisme. Un lector leía El Buen Tono, el único diario en Córdoba-Orizaba, sobreviviente de las crisis de los periódicos de papel, ahora dirigido por el buen periodista, Luis E. Domínguez, a quien extrañan sus colegas jalapeños. Caminé por el centro histórico, su Catedral, bella, los letreros impactantes de la gente desaparecida, que lucen nuestro dolor y anuncian que este es un país donde 11 mujeres son asesinadas diariamente, en los feminicidios, para Ripley. Lo dijo el presidente chileno, Gabriel Boric, una gente de izquierda que apenas ayer fue al Senado a tirar un spticth y agradecer a los mexicanos que, en tiempos de Echeverría, acogió a los perseguidos por Pinochet, a la caída de Salvador Allende y por ahí aprovechó el viaje para darle una sacudida al criminal que desgobierna Nicaragua, el dictadorzuelo Daniel Ortega.  

 

AUN HAY MAS 

 

Pero estaba en Córdoba, uno puede comer rico en el restaurante del hotel Virreynal, donde su lema es: muchos platos, pocos pesos, terminas lleno por solo 119 pesos, con todo y su agua de horchata. Un buen sitio cordobés, luego puedes caminar, como dijera Juan Rulfo, entre los intrincados caminos, y buscar las legendarias tortas, o las del Borrego envinadas o ahora las de La Rielera, un negocio desde 1948, según reza su lema, en céntrica calle cordobesa ahora, después de ser leyendas en las vías de Peñuela, ricas tortas calentadas en un hornito, variadas, de carne enchilada, chorizo con queso, jamón con queso y chorizo con papas, me traje unas para la cena orizabeña y ver la repetición de Brasil, que ganó 2-0, platiqué con la empleada, han vendido bien, me decía, la gente ahora tiene el tiempo, porque antes cerraban por la inseguridad, a las 6 de la tarde. Temprano al otro día tomo mi primer café y me entero, por El Buen Tono, que el secretario de Seguridad Pública del Estado, Cuauhtémoc Zúñiga, vino a ver al alcalde JM10 y entregar Tránsito al Municipio, un viejo reclamo que atendió el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, y la población espera que acaben los abusos de los grüeros y los mordelones. Para cuando pardeaba la tarde, decía el poeta, preparé mi regreso al Pueblo Mágico, a mi aldea donde vivo. La autopista de regreso, congestionada en la caseta de Fortín, cosa muy natural. Estos ingratos de Capufe no han querido o podido ampliar a 12 carriles, 6 de cada lado, las casetas de cobro y con eso se evitarían las mentadas y los retrasos. Encomienda para la 4T de AMLO. Y como dijera el cantautor, ya con esta me despido. Un buen día por Córdoba, ciudad de los cafetos. 

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