AQUELLA HISTORIA DE FLORENCE 

 *De Murillo Karam: “No han podido tirar la Verdad Histórica”. Camelot. 

 

AQUELLA HISTORIA DE FLORENCE 

 

Muy temprano, Netflix me anunció, casi al despertar, a través de mi correo electrónico, como lo hace con millones de suscriptores, que el día de hoy estrenaba “El caso Cassez-Vallarta, una novela criminal”. Es la historia de aquella francesita malosa que andaba de amante de un secuestrador y, una mañana los apañaron y como era francesa ardió el Arco del Triunfo y se volvió casi un pleito de Estado, entre Felipe Calderón y el gordis Françoise Hollande, una nueva Guerra de los Pasteles. Hubo unos cinco libros escritos de ese caso, que involucró a Loret de Mola y a Genaro García Luna, porque se reconstruyó el episodio de su detención y se hizo más famoso, entre los libros el del escritor Jorge Volpi. Los franceses querían que purgara su pena en su país, y Nicolás Sarkozy peleó por ella hasta que la Suprema Corte mexicana la liberó. Condenada a 60 años por secuestradora, una mañana se embarcó y a su barco le llamó libertad. Hoy anda en ese cumpleaños de su liberación y Netflix estrena esa cinta novelesca. 7 años estuvo detenida. Un caso que traspasó las fronteras y que creó casi una situación diplomática de quiebre de relaciones entre la orgullosa Francia y el gobierno de México. Pero Calderón no se arredró, jamás la soltó porque la familia de las víctimas lo presionaban de que sí era una secuestradora. Hoy la pueden ver en Netflix. Va. 

 

LA PRISION PREVENTIVA OFICIOSA 

 

Como si la narrara el cronista de béisbol, el asunto de la prisión preventiva oficiosa, sería una narración como esa de: la pelota se va, se va, y se fue. Un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quiere echar abajo esa figura de la Prisión Preventiva Oficiosa, que ha servido para que los gobiernos federales y algunos estatales la utilicen con fines políticos. Es decir, a sus adversarios los apañan y les aplican la Prisión Preventiva, como lo han hecho con varias figuras políticas, Rosario Robles entre ellas, que una mañana llegó campechanamente a entregarse y por un delito que no ameritaba prisión preventiva, le empujaron esa y la guardaron nomás por tres años. El presidente AMLO pegó el grito en el cielo, porque le quitan su arma represora. Igual ocurrió en Veracruz con la figura de Ultrajes a la Autoridad, que le servía al gobierno para tener en la cárcel a sus adversarios, y con todo y que ya la derogaron en Veracruz no la han querido publicar y esa gente sigue sufriendo cárcel. Como en el Gulag ruso. AMLO dice que beneficiara a los criminales. Pero los ministros piensan que es violatoria de los Derechos Humanos. Son los garrotes que los gobiernos tienen a la mano para apañar a sus víctimas o enemigos políticos, allí está apenas el caso Murillo Karam, a quien ya le aplicaron Prisión Preventiva de 90 días. Y quizá allí se lleve los dos años que faltan a este gobierno. Hasta junio sumaban 92 mil 595 Personas Privadas de la Libertad sin sentencia, de acuerdo con el cuaderno mensual de información estadística penitenciaria nacional elaborado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC). Cierro este tema con el comentario del escritor Héctor Aguilar Camín: “Quizá la figura legal más opresiva de nuestra legislación penal es la prisión preventiva oficiosa, mediante la cual puede encarcelarse a alguien sin haberle probado que cometió el delito que se le imputa. El ejercicio opresivo de esta figura consiste en que induce a los jueces a encarcelar mecánicamente a alguien por la gravedad de los delitos de que se le acusan, sin que haya cómo anteponer una apelación jurídica inmediata que interrumpa la decisión. La prisión preventiva justificada ya era una laguna de discrecionalidad, pero al menos obligaba a justificar la decisión del juez. La preventiva oficiosa es un mar de agresiones impunes contra los derechos básicos a la presunción de inocencia, el juicio justo y el debido proceso”. Tan, tan. 

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