LA VENDIMIA DE SAN MIGUEL 

*No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuánto has cambiado tú. Camelot. 

 

LA VENDIMIA DE SAN MIGUEL 

 

Recién entré a la ciudad de San Miguel de Allende, vi un anuncio de un gran festival de la Vendimia. No sabía que en esta zona hay viñedos y que siembran la uva y hacen la vendimia (La vendimia muchos la han confundido con una gran venta, pero es la preparación de la uva para el vino, cuando la pisotean y hacen el ritual y protocolo. Wikipedia (vendimia proviene del latín vendemia, este se divide en los vocablos vinea, que significa vid, y demere, que significa quitar, arrancar, tomar o retirar, esto quiere decir que la vendimia es la acción de tomar las uvas del arbusto y se realiza cuando el fruto ya está maduro. O sea, nada de venta.) supe de los viñedos porque me lo dijo un amigo que por aquí anda, Pepe Ramírez, que se fue de pinta al viñedo la Santísima Trinidad, donde te dan a probar el vino de sus cosechas, como el vino a mí me hace daño porque me da migraña, pues quedará para otra vida, pero veo las fotos de las barricas de los vinos y se ven extraordinarias, y las botellas de la marca de la casa.   

 

LA DE PERROS Y SOUVENIRS  

 

En Santander, ahora que anduve y andé, vi que en muchos lugares aceptan los perritos mascotas, hay una tendencia mundial a que ahora adoptes un perro, de pedigrí, lógico, o lo compres, los hay caros y finos y buenos, fifis, diría Ya saben quién, Yo Mero tengo en casa dos de la calle (era callejero por derecho propio), que mi hija Ximena, que ama a los perros, me endosó porque los recogió casi muriéndose y cómo en casa tengo dos perreras, pues encontraron hotel de cinco estrellas, viven felices, una es la madre que está ciega y la hija que la cuida. En una pizzería de Santander por la calle de Hernán Cortes, donde está el restaurante de Zacarías, que ahora no fuimos, con las mesas a la banqueta para los clientes, el mesero saca una jarra con agua para los perros, los perritos al pie de sus dueños viven felices, los cuidan, los pasean y les llevan sus alimentos, no sé si sean Pedigríes o de marca española. Aquí igual en San Miguel de Allende, en el sitio donde desayuné los tres días que por aquí rolé, al pie hay una jarra de agua donde toman los perros y los pajaritos primavera, a ellos aproveché y les daba de comer las migajas de pan, como acostumbro hacerlo en casa que, después de comer, les doy dos bolillos y viven bien alimentados, vamos, viven la vida loca como Ricky Martin. Mientras desayuno, cuatro gringos lo hacen en mesa aledaña, son solo dos mesas a la calle, muy parisinas, aunque Paris bien vale una misa, se les acerca una mujer indígena y oferta unos burritos de mano, de esas artesanías que también hacen en nuestra región de las altas montañas, me ofrece una, ya había comprado dos un día antes pero le doy su propina, llega con los gringos y les vende seis, se las envuelve en un papel de plástico y se van felices, cien pesos cada una para ellos llevar a sus casas y poner sobre una repisa una artesanía hecha por manos de mujeres indígenas, es algo extraordinario. Les saco una foto y le pido uno para retratarlo.    

 

EL RETORNO A CASA 

 

Cierro viaje de tres días a esta ciudad que es Patrimonio de la Humanidad. Un San Miguel de Allende mítico. Con excelencia de turismo a la que, me contó un taxista, también le pegó durísima la pandemia y los tuvo a medio gas, sin empleos, sin turistas, sin ingresos, sobrevivieron como sobrevivió una buena parte del país, porque en México el gobierno jamás entregó apoyos a meseros o servidores de la hotelería, y cuando los turistas dejaron de llegar, esta ciudad se volvió ciudad abandonada. Pero van recobrando todo poco a poco. Vengo de una ciudad que va poco a poco posicionándose como ejemplo de un turismo arrollador, Orizaba, y cerca tenemos a Veracruz y Boca del Río, que tienen mar, y llegué a una ciudad que tiene muchísimos años siendo una de las de mejor afluencia de turismo, lo mismo de América que de Europa. Vi lo que pude ver, no todo, me faltarían días y horas para seguir contando mi andar y caminar por San Miguel, ciudad preferida por la gente mexicana y extranjera. Pero eso es lo que vi. Y eso les medio conté, cómo pude. Quizá un poco con la filosofía del tenista Arthur Ashe, que dijo: “Comienza donde estás, usa lo que tienes, haz lo que puedes”. Eso hice. 

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