DE OVIEDO A SANTANDER (CRONICAS ESPAÑOLAS VIII) 

*Viajo, luego existo. Camelot.

DE OVIEDO A SANTANDER (CRONICAS ESPAÑOLAS VIII)

En Oviedo, muy temprano leo el diario local La Nueva España, por sus diarios los conoceréis o, donde a la tierra que fueres haz lo que leyeres. Aquí parecería que a los diarios impresos no les ha entrado la crisis. Tomo en el lobby el diario, suelo comprar los locales, ahora partimos a Santander y allá leeré el diario El Montañés, su diario local. Este periódico de Oviedo viene todo en color, con sus extras dominicales, 55 páginas todas ellas con buena información, y en la primera plana resalta la compra del 51% del equipo Oviedo por Jesús Martínez, el dueño del Pachuca, que Carlos Slim le entró con un 20% de acciones, y su yerno Elías Ayub debe estar al pendiente de cómo se desenvuelve el equipo. Tiene un buen estadio, a la llegada del tren lo vimos, y tienen también afición, es una ciudad de primera, bonita, hermosa, limpia como Orizaba. Con buen clima porque anoche, cuando buena parte de España está ardiendo, aquí hacia fresco, con ganas de sacar la chamarra. La Asturias, patria querida que es su himno y que los asturianos se sienten honrados con ella. Hemos recorrido los tramos en tren AVE y tren normal, el de Talgo, que es buenísimo y nos trepó a la montaña que, llena de neblina, parecería que viajaba Yo Mero por las cumbres de Acultzingo, con sus bellos paisajes de montaña, allí el tren aminora la velocidad y va uno disfrutando el paisaje, ahora, como de Oviedo a Santander no hay tren y los ovedienses creen que el año que entra les viene un AVE, nos iremos en autobús, esperemos ver cómo están, algún día vine con mi hijo Juan Carlos, cuando acá estudiaba en la Complutense de Madrid, a Santander en autobús, ahora voy a recordar aunque este tramo será de solo un par de horas. Y regresaré a Madrid en avión, que es un buen vuelo corto, hagan de cuenta un Veracruz-México en Aeroméxico, para estar los últimos tres días en Madrid y cerrar estas vacaciones de 15 días por varias provincias españolas. Como Marco Polo cuando hacia sus caminares.

SANTANDER LOS RECUERDOS

De Santander guardo varios recuerdos, hace como siete años no veníamos, pero antes le conocía tanto como Orizaba. Allí vi en el estadio del Sardinero al Barcelona de Riquelme, el Barcelona ha tenido tres padres, Riquelme, el argentino, luego Ronaldinho y terminó con Messi, esos tres Barcelona los vi, en uno de ellos el gran Rafa Márquez, quien junto a Pujol formaban la mejor media de Europa. Ahora por acá anda nuestro gran capitán Rafa Márquez en la organización de Barcelona dirigiendo al equipo de las fuerzas básicas, lo que llegan de la escuela de La Masía, a ver si se encuentran por allí a un Xavi o a Messi o a Iniesta que allí se amamantaron y destetaron para formar lo que son, grandes futbolistas. En ese estadio del Sardinero, donde juega el Racing, ahora en segunda división, también vi a la selección española con su gran tamborilero, Manolo, el gordis que con su tambora animaba a esa selección. Pero también recuerdo un viaje, estando Yo Mero aquí, cuando llegó el gran amigo orizabeño, siempre bien recordado, el ingeniero Luis Gutiérrez Príncipe (QEPD), que solía hacer un viaje anual con todos sus amigos de universidad, y aquella vez le tocó Santander cuando aquí estábamos, me llamó y ese gran hombre, humanista empresario que creó el Toreo de Orizaba y le dio vida al restaurante Romanchu y fue el gran constructor de hotel y casas de Infonavit, y ganaba premios nacionales, ese gran hombre aquí le mostré Santander como si fuera guía cantabro-cuenqueño, y cenamos con nuestras esposas en el Rhin y la pasamos bien en los tres días que aquí conoció esta tierra de navegantes, tierra donde muchos veracruzanos vacacionan, entre ellos el alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos, que sus simpatizantes crecen como ola para que sea el candidato a gobernador de Veracruz, y en su tiempo, el notario Gerardo Gil Ortiz, que en paz descanse, porque por aquí partieron sus ancestros, sus padres o los abuelos a hacer la América. Y alguna vez platiqué y me eché un café con el relojero Galán, gran amigo de muchos de ellos. Santander tiene magia, una mañana caminando por su malecón, que muchos dicen que se sienten como en Veracruz, encontré al gran navegante Vital Alsar, un santanderino que murió en Acapulco en el año 2020, a sus 87 años de edad, aquel que hizo La Marigalante y rememoró el viaje de Cristóbal Colon en la Santa María, esa nave Marigalante la hizo con el armador Oscar Camarero, en Alvarado, donde una vez fuimos el dueño de Notiver, el periodista y amigo Alfonso Salces Fernández, porque una gente del diario El País le había pedido si lo podía llevar a conocer cómo construían esa nave que cruzaría los mares, y allí nos tenéis, con Gonzalo, el fiel escudero de Notiver, al frente del auto llevándonos a donde se construía y allí al lado tenían a las cocineras alvaradeñas donde probamos el mejor arroz a la tumbada que he comido en mi vida, en unas carpas, de eso ha llovido. Vital aquella vez lo encontré y platiqué, ofertaba su libro como gran escritor de los mares. Ha pasado el tiempo desde entonces, allí en Puerto Chico, donde el mar y las gaviotas revoloteaban en la zona de pescadores y deberé ir al barrio de pescadores donde se come como campeón, y el Paseo Pereda, ahora lleno de bares y restaurantes y llegar hasta Menéndez Pelayo, donde en el pisillo de don Juan y doña Matilde, mis suegros, vi muchos amaneceres y anocheceres y con Juanjo, un viejo combatiente de la Guerra Civil española (1936-1939) me contaba en Los altos de Miranda sus historias de esa guerra donde él, adoraba a Primo de Rivera, como buen falangista que fue en su vida. Y ver el Palacio de la Madalena, donde alguna vez estuve a punto de ir a oír la magistral conferencia de Mario Vargas Llosa, antes que fuera Nobel donde, me dice mi hermano Enrique que, de la Magdalena, derechito hacia el infinito del mar, queda Veracruz, y casi me dieron ganas de irme nadando, como atleta de alta resistencia a nado. Aún no me entra el Síndrome del Jamaicon, pero no tardo. Ahí les cuento cómo voy viendo las cosas, mientras, a disfrutar el día.

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