MADRID DIA IV (LOS PRECIOS EUROPEOS) 

*De Savater: “Mi sueño es como el de Picasso: Tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres”. Camelot. 

 

MADRID DIA IV (LOS PRECIOS EUROPEOS) 

 

Un lector me pide que hable de los precios, cuánto vale cada cosa. Europa siempre ha sido cara, sobre todo porque el Euro, a excepción de ahora, vale más que el dólar americano. Comienzo, el taxi que nos trajo del aeropuerto de Barajas al hotel, 13 kilómetros de recorrido, unos 20 minutos, que está en el centro de Madrid, costo 35 euros, es tarifa fija puesta por el Ayuntamiento, que en pesos mexicanos son 700 pesos, calculando el euro a 20 pesos mexicas, nada del otro mundo comparando que si llegas al de Londres, el Heathrow, 58 kilómetros de recorrido, allí hay que trabajar un mes para pagar la dejada, como cuatro mil pesos mexicanos, las libras suelen ser caras y ese aeropuerto está en casa de la madre, diría un cuenqueño. Los libros, donde ya me compré tres, oscilan entre los 9 euros los más viejitos, o 12 o 25.00, como el último que adquirí de Rusia de Antony Beevor, que eso es más o menos 520 pesos, andan más o menos los libros como en México, el reciente de Posteguillo, ‘Roma soy yo’, en Sanborns de Plaza Valle de Orizaba me costó 500 y pico de pesos. Comer puede ser caro o barato, dependiendo cómo andes de pasta, hay lugares al pie de la Gran Vía, en los callejones, donde puedes comer económicamente en una fondita por 8 0 10 euros, que eso es 200 pesos, con tu buena sopa, una paella y un vinito de la casa medio jodido, tampoco te darán Vega Sicilia, y los picudos como Landó o Casa Lucio, allí si van cuatro personas hay que ir perdiéndole el miedo a 400 euros, unos 8 mil pesos, sin tragos, pero esos son fifís, diría ya sabes quién. Pero si vas a La Bola, fundada en 1870, un referente madrileño que alguna vez me recomendó el notario Gerardo Gil, y desde que tengo uso de razón vengo a Madrid y debo ir a La Bola, en La Bola un cocido madrileño vale 25 euros, baratísimo considerando el plato que te dan para que te hartes. Quedas llenísimo. Ya no cenas. La primera vez que llegué, con Rico, el amigo que no es rico e iba malito y no comió, le pregunté al presumido camarero, si aquí hacían el mejor cocido madrileño de España, y me dijo: ‘Joder, es el mejor cocido madrileño no de España, del mundo’. Y así es. 

 

AUN HAY MAS 

 

Un café en el Europa, donde suelo tomar el mío por las mañanas, vale 2.80 el americano, algo así como 56 pesos, es más barato en L Orbe con Pavón, si es con leche vale igual. El refresco Fanta chiquito, vale 3.60, prohibitivo, o sea 72 pesos. El agua por ahí va, cara, sobre todo ahora que el calor comienza a matar gente y el super Carrefour, donde anoche fui por suero tomado para hidratarse, me dijo el dependiente que el agua de botella se había agotado. Madrid sufre una ola de calor canija, diría Minga, una gente de mi pueblo. Unas croquetas en cualquier lugar de pinchos, que vienen unas 8, te cuestan 10,20 euros, o sea 200 pesos mexicanos, con eso como en una fonda mexicana dos días, o tres, o cinco, diría Peña Nieto (aun no lo encuentro porque no lo he buscado, pero no tardo), una carrera de taxi está bien regulada, taxis con aire acondicionado y modernos, ninguna chatarra como una que otra que circulan con nosotros -claro con nosotros vale 35 pesos la carrera- del hotel Liabeny a Casa Lucio pagué 9 euros, 180 pesos mexicanos, sitio que está muy cerca. Aún no me he trepado al Metro y no sé cuánto vale, pero más tarde lo haré pues pienso ir a ver cómo va la obra del Real Madrid, desde afuerita. La tienda del Real Madrid, imposible, para jeques y millonetas árabes, una vez me tocó un jeque árabe que llevaba a sus hijos pequeños, el tipo debió haber pagado 8 mil euros, llevaba media tienda, pero esos no tienen chiste, tienen petróleo a montones, las nuevas playeras del club, las de color morado están chidas, diría un Chairo, las de hombres o mujeres, valen 105 euros, 2 mil y pico de pesos, una gorra, 25 euros, unos 500 pesos. Otra vez, caminando por Paris por el área de la Rue de Rivoli, donde están las tiendas perronas, vimos cómo llegó otro jeque árabe en una limusina con su chofer y, al solo bajar con su esposa ensabanada, le cerraron una tienda para que él solito escogiera y nadie lo molestara, pero esa es historia parisina. El diario El País, que también lo alcanzó la crisis porque trae menos hojas de lo que normalmente tenia, o sea le han achicado para la crisis, 47 páginas tamaño tabloide, el Notiver de España, el más vendido en todo el país, ese vale 1.80 euros, o sea 36 pesos mexicanos contra los 10 pesos nuestros. Las dichosas semillas. Un amigo me encargó llevarle unas pepitas. Cuento la historia, la primera vez que vi a los españoles comiendo pepitas, fue en un juego del Real Madrid en el Santiago Bernabéu, al paso de los años las prohibieron porque dejaban mucha basura de la semilla, pero son riquísimas, las de aquí son de girasol y las de México son de calabaza , les llaman Pipas, en lo que nosotros les llamamos pepitas, pero son riquísimas, ayer encontré unas en una tienda llamada ‘Sabores de antaño’, pipas garapiñadas, me dieron a probar y están riquísimas, terminé comprándole unas cuatro bolsitas, ya peladas, listas para atragantarse uno. Me habían hablado también dos personajes veracruzanos, Othón González Ruiz y Alejandro Montano Guzmán, de una churrería madrileña, y para allá fui a dos cuadras del hotel, sabia de ella pero nunca había entrado, a lo más que me acerqué es a una librería llamada San Ginés, un nombre que me recuerda a mi tío querido, el notario de Villa Azueta, Ginés Diez Fernández, hermano de mi madre Gloria, este santo fue un notario militar francés en tiempos de Maximiano, y mi tío fue notario toda su vida en esa zona de Villa Azueta, muy querido y reconocido por la gente, dos veces alcalde de su pueblo, pues aquí llegué con mis dos nietas por unos seis churros y un chocolate de primera, churrería que existe desde 1894 y que está en la cerrada San Ginés de la calle Carretas, en el centro de Madrid, cerca del palacio del Ayuntamiento. 6 churros nos costaron 2 euros, 40 pesitos y el chocolate 2.90, sensacionales, tienen fama mundial y sobreviven desde hace 128 años. Me recordaron unos de Orizaba, riquísimos, Churros Tito. Así la vida, o c’est la vie, diría un francés.  

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