La polarización política, causa o efecto

Alfredo Bielma Villanueva

Es hiperactiva la actividad del gobierno federal, sus acciones conllevan cambios e introducen incertidumbre social y política, son los signos de estos tiempos; véase si no lo acontecido en el corto lapso de los tres primeros años de la gestión lopezobradorista, empezando por la acentuada debilidad sufrida por las fuerzas políticas opositoras a raíz de su catastrófica derrota provocada por la locomotora del proyecto de la denominada Cuarta Transformación, seguida por la interminable serie de reformas al marco jurídico nacional, del derrumbe de los fideicomisos, la desaparición del Seguro Popular, el debilitamiento de órganos autónomos, la cada vez más abierta confrontación con el sector empresarial, la espada de Damocles suspendida sobre el INE, la iniciativa de reforma eléctrica de cuyo destino final aún no se sabe por sus serias consecuencias entre los inversionistas, la penumbra informativa de cero transparencia que arropa a las obras icónicas del gobierno, y la sorprendente incorporación del ejército a actividades ajenas a su espíritu de cuerpo, al grado de orillarlo al entredicho político, y poner en duda su tradicional y paradigmática institucionalidad, como lo ilustra el estremecedor discurso del 20 de noviembre, pronunciado por el general Secretario convocando a los mexicanos a sumarse  al “proyecto que se ha puesto en marcha para el bien de México. Somos conscientes que la construcción de una nación democrática y con instituciones sólidas y eficientes requiere del trabajo de todas y todos los mexicanos, sumémonos con lealtad a ese propósito, hemos demostrado a través de nuestra historia que somos una nación fuerte y que, ante situaciones complejas, la unidad nacional es lo que nos ha permitido salir adelante invariablemente”, cuya lectura e interpretación ha abierto aún más la brecha de la polarización en el país, no por nada Monreal llama a “no mal interpretar” el discurso. Tema de punzantes aristas, sin duda. Mientras, acá en la aldea, la Iglesia Católica, a través del vocero de la arquidiócesis Xalapeña, José Manuel Suazo Reyes, al parecer, en subliminal eco a lo dicho por Monreal sobre el “delito” de ultrajes a la autoridad, expresa: “Sin rubor ni temor se inventan cifras falsas, se crean delitos y se abusa del poder. Todo eso es parte del reino de la mentira y es totalmente contrario al reino de Dios”. Pero son signos de estos tiempos, cuando quien gobierna por voluntad de una mayoría democráticamente reconocida intenta asentar un nuevo proyecto de nación, y, obviamente, encuentra resistencia, también democrática e igualmente válida, pero… según el discurso en comento, las fuerzas armadas que siempre demostraron y juraron su ejemplar institucionalidad ¿estarán de acuerdo con esa disidencia democrática? En esas estamos. El tiempo y las circunstancias nos dirán el curso de los acontecimientos, uno de los cuales es la advertencia de la General Motors de poner en duda su estadía en México si no se garantizan las políticas que amparan las energías limpias. Efectivamente, ya nada es igual.