20 de noviembre, lo que celebramos

Alfredo Bielma Villanueva

Este día los mexicanos celebramos un aniversario más del movimiento revolucionario iniciado en 1910, precisamente porque esta fecha fue la fijada por Francisco Madero para combatir la resistencia del gobierno de Porfirio Díaz a quien reclamaba su incumplimiento declarado en la entrevista Díaz- Creelman (1908) de retirarse del poder y realizar elecciones libres dando oportunidad al pueblo “ya maduro” de elegir a sus gobernantes. Sentíría satisfacción, decía, si surgieran partidos políticos que participaran en un ensayo democrático para el cual el pueblo de México ya estaba maduro.  En torno de esa idea surgieron grupos para sumarse al esfuerzo de opositores añejos a la dictadura. Por otra parte,, en la realidad nacional ya habían aflorado signos del cultivo social avisando que las condiciones estaban exigiendo urgentes cambios, los trágicos acontecimientos de Rio Blanco en 1905 y en Cananea en 1906 lo anunciaban con elocuente contundencia.

La entrevista Díaz Creelman apareció publicada en marzo de 1908 en el Pearson¨s Magazine, su inusitado contenido alentó a las fuerzas leales y  opositoras por cuyo ímpetu se crearon varios partidos políticos, uno reeleccionista, otro Democrático y el abiertamente Anti reeleccionista, al cual se sumó el hijo de hacendado coahuilense que cursó estudios en Francia, de familia plutocrática Francisco Madero acarreó la idea  escribir sobre la necesidad de un refresco democrático en el país, era lo que ahora se califica como un “fifi”. Su libro “La Sucesión Presidencial de 1910” ilustró al ambiente político, convertido ya en un auténtico hervidero. Pero Díaz no dio satisfacción a las expectativas generadas por su anunciado retiro y por el contrario decidió participar una vez más en otra elección presidencial. De allí la convocatoria de Madero a la insurrección contra el gobierno de Díaz y los “Científicos”, lo hizo desde la prisión en el Plan de San Luis: “he designado el domingo 20 del entrante noviembre, para que, de las seis de la tarde en adelante, en todas las poblaciones de la república se levanten en armas, bajo el siguiente PLAN…”. Ya sabemos lo ocurrido en Puebla el día 18 de noviembre con la muerte de Aquiles Serdán y sus compañeros. Pero fue esa llamada a las armas la chispa que encendió el pastizal seco de la llanura nacional provocando la renuncia de Díaz y de Corral a la presidencia y vicepresidencia de la república el 25 de mayo de 1911, para el 1 de junio partir en El Ipiranga en su viaje sin regreso hacia Francia.

Pero fue el 21 de mayo cuando se incubó el futuro desastre de Madero por aceptar indebidas concesiones del grupo gobernante; lo cual pintó en lenguaje sibilino don Luis Cabrera ( o Blas Urrea): “Las consecuencias de la transacción de Ciudad Juárez son terribles para la república y para el mismo caudillo que apostólicamente las formara”. Pero no se podía más, porque entre los principales negociadores del Pacto de Juárez figuraban importantes miembros de la Casta de los Científicos, amigos de Limantour: don Francisco Madero, su padre, don Ernesto Madero, su medio hermano, Rafael Hernández, su primo, don Antonio Hernández, su tío.

Después, para competir por la presidencia, don Francisco Madero ya no llevó la compañía de Francisco Vásquez, uno de los fundadores del partido Anti reeleccionista, sino a Pino Suarez. Madero Licencia a quienes combatieron contra la dictadura, se queda con el ejército formado por ésta y las consecuencias no tardaron en llegar. El 27 de enero de 1913, diputados del Grupo Renovador fueron en comisión a visitar al presidente Madero para comentarle lo grave de la situación en su contra. Sugiriéndole un cambio en su gabinete e integrarlo con elementos revolucionarios, pero la respuesta fue que nada había de temer, todo iba muy bien. Pero su erróneo diagnostico lo pudo comprobar cuando ya era muy tarde, a partir del 9 de febrero de ese año con el cuartelazo de la Ciudadela, el 18 con el golpe de estado de Huerta y Blanquet, y la inmediata aprehensión del presidente y del vicepresidente, al unísono del asesinato del diputado Gustavo Madero, su hermano; al día siguiente, 19, renunciaron al cargo, para ser asesinados el día 22 de febrero de 1913 en Lecumberri. Después vino el presidente Carranza, pero esa es otra historia.