LA MUERTE DE UN REPORTERO 

*La libertad de expresión no es negociable. Camelot. 

 

LA MUERTE DE UN REPORTERO

 

México y Veracruz son un infierno para la labor de periodistas. La mañana del jueves, cuando Jacinto Romero Flores abandonaba su casa rumbo a su trabajo, en la colonia Potrerillo de Ixtaczoquitlán, ni por asomo presentía que sería su último momento de vida, contento porque apenas dos días antes había celebrado sus 61 años de vida y con sus colegas de radio, en Oriestéreo, habían celebrado en cantos de alegría, video que fue mostrado en las televisiones nacionales en sus espacios de noticieros, en todos los espacios informativos. Caía un periodista más en este país donde la Libertad de Expresión es solo una caricatura de impunidad, porque cualquiera se atreve a mandar liquidar a un comunicador, sabiendo que jamás atraparán a ninguno, con la excelsa impunidad que permea en Veracruz y México. Las alarmas se prendieron temprano por la mañana, las redes sociales comenzaban a informar que Jacinto había sido emboscado por pistoleros que, a fuego y sin piedad, lo cazaron dentro de su automóvil y lo mataron. La noticia indignó a los orizabeños y los ixtaczoquitecos y a toda esta gente de las altas montañas. Jacinto era una gente buena, de mucho trabajo en radio, de filantropía, no solo de información o crítica. Cual más hablaba de que en su programa de radio, buscaba alguna silla de ruedas para una señora, o un bastón o algo que necesitaran, y en la comunicación con sus radio oyentes siempre había respuesta a sus peticiones de sentido social. Conocido por medio mundo, amable y de buen trato. Crítico y a veces duro en sus informaciones, porque la vida del reportero así es, pero siempre dejando un hueco en el espacio para la conciliación.  Con su única arma así fue liquidado, su arma era una libreta y una pluma o quizá una grabadora, donde entrevistaba y tomaba notas y las difundía o las comunicaba. La Diócesis de Orizaba, protestó y dio el pésame, las asociaciones civiles, los colectivos, los reporteros hicieron su marcha ayer en la calle Madero y se supo que, en Córdoba y Xalapa, por igual. Caía uno de ellos y cuando cae un reportero, caen muchas de las desgracias en este país, y en este gobierno veracruzano ya suman cuatro los crímenes a periodistas, hombres y mujeres. El gobernador Cuitláhuac García se encontraba en el norte, en espera de la contingencia de la entrada del huracán, desde allá envió el mensaje que buscarían a los responsables, pero fue criticado que ni siquiera mencionó el nombre de Jacinto ni dio el pésame a la familia. Y ese crimen a Jacinto, me hizo recordar un funesto marzo de 2017, siendo este escribiente Comisionado de la CEAPP, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas, una mañana de ese marzo había sido asesinado otro conocido periodista de la región, Ricardo Monlui Cabrera, y de inmediato la Comisión aplicó los programas de apoyo a la familia y Jorge Morales, secretario ejecutivo de CEAPP, se trasladó a Córdoba. Un día después llegó a esta zona, el fiscal general de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, y se apersonó con la familia para cubrir todos los gastos de ese sepelio, pero esa es otra historia. Descanse en paz, Jacinto. Y que haya justicia.

 

EL VOTO DE DANTE

 

Dante Delgado Rannuro es el único gobernador de Veracruz y el país que, al salir de su mandato, se hizo de un partido nacional. Con su corto tiempo como gobernador interino (4 años), después de haber sentado las bases en el Veracruz moderno, donde le ganó un bulevar al mar y comenzaban a llegar las plazas comerciales y los hoteles de playa y los rascacielos, se fue y comenzó con su partido Convergencia por la Democracia, luego le cambió el nombre a Movimiento Ciudadano (MC), y Veracruz perdió mucho cuando rompió esa alianza que tenía con AMLO, porque cuando aquel era candidato sempiterno, Dante lo llevaba de la mano a Notiver, el mejor diario de Veracruz, a platicar con el director, Alfonso Salces Ramírez, luego se peleó con el tabasqueño y eso le costó a Veracruz, porque si hubiera (ah los dichosos hubiera), seguido con la alianza, Dante seria ahora el gobernador por Morena y MC y Veracruz viviría otros tiempos de gloria y grandeza. Ayer en el Congreso, Dante fue el factor y fiel de la balanza de la votación para que, por dos veces, la oposición rechazara esa cosa que el presidente anhela, la Revocación de Mandato, tuvo un lapsus, pues cuando le tocó el turno a votar, Dante dijo: A favor, y enseguida rectificó: En contra, y ahí se perdió esa votación para los aliados del presidente.

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