«Los mismos de siempre»

Uno de los principales reclamos ciudadanos respecto de la clase política es la persistencia en el escenario “de los mismos de siempre”; en apariencia la apreciación pareciera ser la correcta, aunque en realidad sí existe movilidad en la composición de quienes participan en la cosa pública y es un hecho la entreveración generacional. Sería absurdo que cada tres o seis años la clase política se renovara en su conjunto dando al traste con la experiencia abrevada en el ejercicio del poder, el diseño y aprobación de leyes o la pericia en la administración pública. La queja se desvanecería si, en vez de tener fruición por las canonjías asociadas al ejercicio del poder, la clase política orientara sus prioridades a la búsqueda del bien común. Lo curioso es que la clave para alcanzar ese dorado sueño la tiene la sociedad, no “el pueblo” sino sus ciudadanos: saber cómo y por quién votar. Parece fácil, no lo es.