LAS DOS FIGURAS  

LAS DOS FIGURAS

 

Los dos serían unas bestias hermosas, en el sentido aristotélico de la palabra. Es el mejor ejemplo de cómo saber envejecer. Del cómo a esos calendarios se les puede ir quitando las hojas, pero sumando supervivencia. Saberse mantener en forma. Hace unos años llegaron a Acapulco . Quiere Acapulco recobrar ese paraíso perdido por la acechanza de Cancún y Ciudad del Carmen. Dos paraísos que han logrado acaparar el turismo mundial. Cuando ella llegó, dijo: “Hace mucho calor”. Sudaba en su vestido blanco, con su figura hermosa y a sus 77 años de vida plena. Se llama Sophia Villani Scicolone (Roma, Italia, 20 de septiembre de 1934), pero es conocida como Sophia Loren, como quizá le sugirió algún productor en sus tiempos mozos de bella estampa. Italia la vio nacer y la encumbró al mundo. Un tiempo fue el mejor producto interno bruto de ese país. En el cine ganó Oscares y Globos de Oro. Lidió con lo mejorcito de aquellos tiempos: Vittorio de Sica y Marcelo Mastroiani. Era mujer asediada, mujer apetecible. Cuando la conoció Hollywood, Frank Sinatra, Cary Grant y Brando y Gregory Peck, todos esos devoradores y depredadores sexuales, se encandilaron de su belleza. Pero los esquivó. Supo cómo hacerlo, ya amaba al productor Carlo Ponti, un gordito pelón que de galán no tenía nada pero ligó su vida a la de ella. Con hijos. Con él tuvo dos hijos y a él se dedicó, mientras le vivió. A sus 77 años irradia belleza y tranquilidad en su rostro. Filma poco ya porque el cine así es, las lanza a la popularidad y luego las devora, como Saturno devoró a sus hijos en aquella mitología. La gente de edad tiene poco sitio en este sitio del celuloide. Pero ella no pierde su histrionismo, ni su belleza. Ha sido admirada durante décadas por su imagen, que ha mantenido en gran medida hasta edad madura; sin embargo, es también reconocida por su inteligencia y agudeza. Uno de sus dichos más frecuentemente citados, se refiere a su dieta: «Todo lo que ven, se lo debo a los spaghetti». El otro personaje que miró el mar acapulqueño, fue Alain Delon (8 de noviembre, 1935) También tiene un nombre de pila diferente: Alain Fabien Maurice Marcel Delon  Fue conocido en su tiempo como la versión masculina de Briggite Bardot. Este tigre de muchas pezuñas, sí encamó a quienes se le atravesaron en su camino. La lista sería interminable. Tuvo en su alcoba, cantantes, duquesas y baronesas y artistas mundiales: Romy Schneider, Nathalie Delón, Mireille Darc,  ¿Quién no lo recuerda en sus más de cien cintas por el mundo fílmico?. El sexy símbolo del cine francés de los años 60s y 70s, acaparó premios por igual. Cuando todavía estaba casado con Nathalie surgió un escándalo de considerables dimensiones. En 1968, uno de sus guardaespaldas apareció muerto de un disparo y las investigaciones llevadas a cabo por la policía francesa implicaron a Delon y a importantes personalidades de la sociedad gala en una red de corrupción, sexo, mafia y drogas. Este suceso parecía significar el fin de Delon como estrella en el cine francés y europeo, pero paradójicamente lo que consiguió fue que sus películas, mayoritariamente ambientadas en escenarios similares al contexto del crimen, consiguiesen un mayor triunfo comercial. A diferencia de la Loren, Delon no logró triunfar en Hollywood, porque esa Meca del cine a veces no voltea a otros lados, solo ven su cine, el de las películas comerciales, pero Delon, al lado de Jean Paul Belmondo, y figuras de su tiempo, lograron una época del cine mundial. Los dos llegaron a Acapulco, que aunque no es Benidorm ni Cannes, busca un espacio. Delon dijo: “el cine de nuestra época era muy distinto, se iba al cine a soñar, ahora el cine es muy social, vas a las salas a ver vidas de la gente normal, con problemas que todos tenemos”.

 

 

DE ALMUDENA GRANDES

 

Según la leyenda, solo llegaría a ser rey de Frigia quien fuera capaz de deshacer un nudo imposible, que un campesino llamado Gordias usaba para atar sus bueyes al yugo. Todos los aspirantes fracasaron hasta que Alejandro Magno llegó al establo, miró el famoso nudo, pensó un poco, sacó su espada y cortó las cuerdas de un tajo. Desde las alturas, el padre de los dioses aprobó su acción. Es lo mismo cortarlo que desatarlo, fue el veredicto de Zeus. Alejandro cortó el nudo gordiano porque tenía una espada, porque tenía imaginación y porque fue valiente.