Por asociación de ideas, por aquello de las ratas, el método de la cruzada del presidente López Obrador contra la corrupción en este país recuerda al Flautista de Hamelin, aquella aldea alemana infestada de ratas para cuyo exterminio la alcaldía del lugar ofreció fuerte recompensa a un flautista que prometió hacerlo, y lo hizo, pero al presentarse a cobrar, ya resuelto el problema, el alcalde no cumplió con el pago. El procedimiento del flautista consistió en hacerse seguir ciegamente por las ratas hacia un rio y se ahogaron. Es un cuento infantil que termina con el trágico fin de niños extraviados porque en venganza el flautista los sedujo con el dulce concierto de su flauta. La moraleja consiste en no seguir a ciegas ninguna consigna, al estilo de Jaime Cárdenas sirviendo a la CuartaT con razonada lealtad y empeño. Aunque ahora AMLO califique de “asunto politiquero” la denuncia de Cárdenas sobre la corrupción imperante en el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, a la vez de exigir “lealtad ciega” para la causa.